Danielle Collins se presenta en Melbourne

Los cuatro torneos que componen
el Grand Slam son las cuatro grandes citas de la temporada. No las únicas
grandes plazas, pero sí las que se llevan más focos y atención. Dos semanas en
enero, mayo, junio-julio y agosto-septiembre que descubren historias, momentos y
actuaciones memorables.

Siempre, sin excepción, hay tenistas revelación y hay tenistas que no cumplen ni por asomo las expectativas
generadas. En el primer apartado se sitúa la figura de la estadounidense Danielle
Collins. Con 25 años cumplidos en diciembre, se ha quedado a dos sets de jugar
su primera final en un Major.

El año pasado Collins (St.
Petersburg, Florida, 1993) ya dio muestras de su potencial colándose en el
top50 de la WTA ganando el 125k de Newport Beach como invitada, llegando a
semifinales en el Premier Mandatory de Miami desde la previa o haciendo
semifinales también en el Premier de San José.

Pero antes de comenzar a
proyectarse en la WTA, la tenista de California había conquistado el tenis universitario
estadounidense. El paso previo al profesionalismo. En 2014 y 2016 se proclamó
campeona de la liga estadounidense universitaria (NCAA, National Collegiate
Athletics League, en sus siglas en inglés).

En el mismo 2016, tras finalizar
su etapa universitaria ya graduada, se convirtió en tenista profesional. Su
primer éxito no tardó en llegar. En octubre se proclamó campeona del 25k en
Stillwater (OK, USA), su segundo ITF tras el conseguido en 2011 en
Williamsburg.

Ese mismo octubre jugó la final
del 50k en Macon (GA, USA). Su siguiente final fue en mayo de 2017 en
Charleston (SC, USA) en un torneo de categoría 60k. Un mes más tarde, segundo
título 25k en Bethany Beach (DE, USA). Antes de acabar 2017, la joven raqueta
americana se quedó a las puertas del título en el 80k de Tyler (TX, USA) y ganó
su segundo 25k, en Norman (OK, USA). Terminó 2017, su primer año íntegro como
profesional, acercándose al top150.

Para comenzar 2018, se quedó a
las puertas del cuadro final en Melbourne pero, como invitada, ganó el título
en el 125k de Newport Beach, su mayor éxito hasta la fecha. De ahí a disputar
la cuarta ronda con invitación en Indian Wells (y conseguir sus primeras
victorias en la categoría). En Miami se ganó su participación desde la previa y
llegó hasta semifinales. Sólo la letona Ostapenko pudo frenarla. Por el camino
ganó a tenistas como Venus Williams, Dona Vekic o CoCo Vandeweghe.

Las semifinales en Miami le
permitieron dar el salto hasta las puertas del top50 y centrarse exclusivamente
en el circuito WTA y en los grandes escenarios (Madrid, Roma, París, Londres,
Cincinnati, New Haven, Nueva York o Pekín). Torneo a torneo fue ascendiendo en
la clasificación hasta terminar el año en el número 36 de la WTA.

Su comienzo de 2019 fue bastante
discreto: primera ronda en Brisbane y en Sydney. Llegó a Melbourne con apenas
dos triunfos en la previa de Sydney. Y en el primer Grand Slam el camino no se
presentaba fácil: para empezar la alemana Georges (14ª favorita) que venía de
ganar en Auckland. Remontando, Collins alcanzó una nueva meta: primera victoria
en Grand Slam (0-5). En tercera ronda no dio opciones a la francesa García (6-3
6-2). Pero su gran éxito, por la forma y por el fondo, llegó en octavos. En
menos de una hora se deshizo de la segunda favorita, Angelique Kerber a la que
sólo concedió dos juegos (6-0 6-2). Una exhibición que dio la vuelta al mundo.
En cuartos de final le tocó remontar ante la rusa Pavlyuchenkova en el duelo de
sorpresas y en semifinales se topó con Petra Kvitova. El sueño acabó en la
antesala de la final (7-6 6-0) pero llegó más lejos de lo que posiblemente
nadie hubiera imaginado.

Como semifinalista en Melbourne, Collins estrenará este próximo lunes condición de top25 (23) siendo la cuarta
americana en la lista tras Sloane Stephens, Serena Williams y Madison Keys.
Será, sin duda alguna, uno de los nombres a seguir en 2019. Haga lo que haga en
los 10 meses que restan de competición, ya es semifinalista de Grand Slam.