Javier Calleja tiene
cuatro delanteros en su plantilla. Carlos Bacca, Enes Ünal, Nicola Sansone y
Roger Martínez. Los cuatro están disponibles, y el Villarreal es un equipo
acostumbrado a jugar con dos puntas. Sin embargo, y pese a la ausencia de
Fornals, el técnico madrileño ha apostado por un 4-2-3-1 en los dos últimos
partidos, ambos decisivos para estar en Europa la próxima temporada. ¿La razón?
Daniel Rabaseda.
El cántabro, una
herramienta recurrente a lo largo de toda la temporada, ha sido el factor
diferencial tanto en el empate en el Pizjuán como en la victoria ante el
Sevilla, con permiso de un Bacca en racha (tres jornadas consecutivas
marcando). Raba, que vive el sueño de su primer año en la élite al tiempo que
lucha por ascender a Segunda División con el B, oposita seriamente a ser un
jugador clave del club en el futuro más próximo.
Quizá a cualquier otro
jugador le habría sobrepasado la situación. No es este un Villarreal estético
(al menos no de forma habitual), ni tampoco regular. Capaz de ganar en el
Bernabéu para después caer ante el colista sin chutar a puerta, el Submarino ha
perdido fiabilidad y cada partido es una lucha constante por mantener esa
identidad que le caracterizaba y una irremediable tendencia a caer en el
resultadismo y la especulación. Sin Bruno, el líder de todo lo pasado, sin
Bakambú, y sin el nivel que demostraron jugadores como Roberto Soriano o
Cheryshev, hacía falta sangre fresca. Alguien con ganas de comerse el mundo.
Y ese es Dani. Su
desparpajo da vida al Villarreal, a veces atascado, sin ideas. Raba está
siempre conectado en el juego, siempre activo. Dan ganas de darle la pelota
porque sabes que acabará haciendo algo productivo. A Calleja no le tembló el
pulso para darle la alternativa tan solo 42 días después de llegar al
banquillo. Ni a Raba las piernas. En su primera titularidad, golazo al Astaná
en Europa League. En su primer partido de titular en Liga, gol de listo en
Butarque. Desde entonces, apenas se ha perdido dos convocatorias para estar con
el filial. La última, en el naufragio del Submarino en San Mamés.
Calleja lo recuperó para
la causa y Raba ha respondido con gol y asistencia en el Pizjuán y un partidazo
ante el Leganés. Afronta cinco jornadas decisivas en el primer equipo y casi
seguro un play-off de ascenso en el segundo. Ya ha disputado 40 partidos esta
campaña en cuatro competiciones distintas. A partir del 1 de julio será
futbolista del primer equipo con todo el mérito del mundo. Un refuerzo necesario
para recuperar la vitalidad y el valor de la cantera.
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