
Antes de arrancar la temporada hablábamos de una Real Sociedad cuyo destino parecía obligado por las consecuencias del mercado de fichajes: tocaba un proceso de reconstrucción, un cambio de ciclo producto de una desbandada en la plantilla y la llegada de futbolistas de buen perfil, pero sin los nombres de aquellas que en su día levantaron la Copa de la Reina y que la afición txuri-urdin se sabía de memoria.
En marzo ya se sabía, pero no fue hasta final de curso cuando saltaron las alarmas. Nueve jugadoras no aceptaban la propuesta de renovación. No eran futbolistas cualquiera. Mariasun Quiñones, Nuria Mendoza, Itxaso Uriarte, Leire Baños y Nahikari García ya eran un emblema de la sección, la columna vertebral de un equipo que competía de tú a tú con los grandes de la Primera Iberdrola y que había sido capaz de arrebatarles un título en sus narices. Fichajes interesantes como Bárbara Latorre, Kiana Palacios, Lucía Rodríguez y Maitane López también decían adiós, dejando en algunos casos huecos casi imposibles de llenar, como ocurrió un año antes con la salida de una tal Marta Cardona.
El proyecto de Natalia Arroyo sufría un revés, pero no iba a chocar contra la lona. “Hay un camino que empezamos a hacer y que para las jugadoras que continúan se trata de que lo sigan haciendo”, dijo la preparadora catalana antes de arrancar la nueva temporada. Sí, jugadoras importantes todavía seguían en el barco, y no solo no pensaban abandonar, estaban dispuestas a dar un paso al frente. Nerea Eizagirre eclipsó a la mismísima Nahikari la pasada campaña, convirtiéndose en el buque insignia del club a sus 21 años y siendo la figura clave en el ataque donostiarra, tanto filtrando pases medidos como llegando desde segunda línea, indetectable, marcando goles de bella factura en muchos casos. Desde luego puntería no falta arriba: Amaiur Sarriegi pasó de vivir en el banquillo a ser imprescindible. A marcar goles de todos los colores. Y a convertirse en internacional absoluta con España, hasta el punto de que ya parece estar por delante en méritos rumbo a la Eurocopa a figuras como Lucía García o la propia Nahikari.
La continuidad de jugadoras como Franssi (el complemento perfecto para Sarriegi), Cecilia Marcos (talento en ciernes), Nuria Rábano (uno de los mejores fichajes el pasado curso) o la experimentada Gemma Gili contribuía a que la idea de Natalia permaneciera intacta. Y la guinda fueron las llegadas, casi todas con sobrada experiencia en Primera Iberdrola y con las pautas a seguir en la Real estudiadas desde la distancia. Pleuler y Poljak del UDG Tenerife, Arnaiz y Gaby del Dépor, Manuela Vanegas del Espanyol y Emma Ramírez del Barça B. Viendo la balanza de entradas y salidas, la plantilla parecería corta si no fuera porque Zubieta va a tener un papel importantísimo este año. “Cuando echas mano del B es muy sencillo porque juegan a lo mismo que nosotras. Están preparadas”. Natalia habla de Mirari Uria, delantera de 18 años que ya tiene ficha del primer equipo, pero también de Izarne Sarasola, que fue titular en San Mamés, o Elena Viles y Claudia Fernández, que ya tuvieron minutos ante el Valencia. O Elena Lete, canterana que ha pasado de ser la tercera guardameta a ser la titular en las dos primeras jornadas por la ausencia de la lesionada Adriana Nanclares.
La @RealSociedadFEM llevaba 11 años sin ganar en casa del Athletic (1-2)
— Sphera Sports (@SpheraSports) September 15, 2021
Ha tenido que ser en plena reconstrucción, con @natarroyo a los mandos, en el primer derbi vasco femenino de la historia en San Mamés(0-1)#AurreraReala
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A los que daban por hecho una temporada de transición de momento deben mantener la boca cerrada. Solo son dos partidos, pero las sensaciones no pueden ser mejores para la Real, que ya firmó una pretemporada notable antes de golear al Valencia (4-1) y conquistar San Mamés (0-1) en su primer derbi vasco femenino. Y eso que no están teniendo suerte con las bajas: para el primer partido hubo hasta seis, tres de ellas por covid-19 (Ana Tejada, Etxezarreta y Sarasola), Nanclares por un esguince en el tobillo, Iparragirre por una fractura y Poljak rotura de menisco. Para colmo, Cecilia Marcos se rompió el cruzado en Bilbao y tendrá que pasar por quirófano.
Ni las bajas, ni las salidas, ni siquiera las críticas cambian el discurso. Esta temporada la Real no aspira a encajar las piezas, no quiere paciencia ni compasión. La ambición permanece intacta, tanto por objetivos como por nivel de juego. “Queremos que esta Real se parezca mucho a la de la temporada pasada en rendimiento, en jugar bien, competir los partidos, enganchar desde la ambición, apretar al rival, manejar el balón de manera atrevida. Queremos ser protagonistas. Cambian las intérpretes pero la idea no cambia”, dice Natalia Arroyo. Meritazo.
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Imagen de cabecera: @RealSociedadFEM
Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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