“Ser el mejor extremo de la Serie A en las dos últimas temporadas no basta. En Italia solo se avanza con cesiones, viejas glorias recicladas, extranjeros y jugadores que valen cero. Los futbolistas más fuertes, si quieren hacer algo importante, tienen que huir. Nos despedimos de la Serie A y nos vamos al fútbol que cuenta”
Federica Riccardi, la novia de Alessio Cerci, se desfogaba de este modo en Facebook tras el traspaso del futbolista del Torino al Atlético de Madrid. El final de ese mensaje, que hace referencia al “fútbol que cuenta”, desprestigiando de este modo a una decadente Serie A, quedaba marcado en rojo. Poco tiempo ha hecho falta para que esa frase lapidaria se volviera en contra del jugador y su pareja.
Es cierto que Cerci fue uno de los mejores jugadores del campeonato italiano la temporada pasada. Su influencia en el juego del Torino, una de las revelaciones del año, era absoluta. Formando pareja con Ciro Immobile, que se aupó como capocannoniere de Serie A antes de su traspaso a Dortmund, participó de manera directa en la gran mayoría de los goles granata. Tras fallar el penalty decisivo en Florencia, el equipo terminó clasificándose también para Europa gracias a la exclusión del Parma. Merecido premio.
El verano pasó entre contínuos rumores de equipos interesados en Alessio Cerci. Se sabía que quería dejar el equipo y que lo iba a hacer, pero no con qué destino. El Milan dio un pase hacia delante para hacerse con sus servicios, pero finalmente, prácticamente el último día de mercado, el Atlético de Madrid recién campeón de España confirmaba el fichaje del internacional italiano. El salto esperado al fútbol que cuenta.
O no. Los cuatro meses de Alessio Cerci en el Atlético han sido un auténtico fracaso. Solo nueve partidos disputados, seis de ellos en Liga, apenas uno como titular contra el Hospitalet en Copa y un gol en la goleada al Malmoe en Champions League. Números absolutamente paupérrimos para un futbolista que costó 14 millones de euros el pasado 1 de septiembre y con un contrato de 2,5 millones por temporada.
Cerci ha sido incapaz de adaptarse a un equipo de calibre mundial, en el que la exigencia, tanto física -especialmente a la hora de defender- como mental, está a un nivel estratosféricamente superior a la que tenía en Turín. Allí, tras dar sus primeras muestras de calidad, pero también de irregularidad en la Roma y la Fiorentina, había encontrado un ambiente adecuado para expresarse al máximo. Sin presión, en un equipo sin grandes objetivos, cuidado y protegido por su entrenador Giampiero Ventura, que creó un sistema de juego a su alrededor, se vio lo mejor de Cerci.
Lógicamente, eso no lo encontró en cuanto salió del club granata, y menos en un equipo con el estilo que Simeone ha impuesto en el Atlético. El Milan, aprovechando el affaire Torres, se hace gratis con el jugador al que pretendió en verano. A Galliani le salió bien la jugada, ya que en su lugar fichó a un comodín como Jack Bonaventura, de lo mejor de la temporada por el momento, y ahora, pese al interés del Inter, puede reforzarse con ese mismo futbolista.
Si bien no es lo que más necesita el Milan ahora mismo, Inzaghi tampoco le va a hacer ascos a un refuerzo de este calibre en ataque. Sin embargo, habrá que ver hasta qué punto Alessio Cerci es capaz de centrarse de nuevo. 120 días después, de vuelta al fútbol que realmente cuenta… para él.