Carvajal y Lucas, lo único positivo del derby

El estreno del Wanda Metropolitano como anfitrión del derbi madrileño no ha sido el esperado. La crónica de una noche para la historia del fútbol en la capital española no nos ha brindado el resultado que podría presagiarse en los instantes previos. Más sombras que luces, la verdad sea dicha. Aunque también hay que reconocer que no todo ha sido oscuridad.

Tanto colchoneros como merengues afrontaban este duelo con la necesidad de conquistar una victoria que les permitiera seguir el sendero marcado por un FC Barcelona que camina muy por delante de ellos. Sin embargo, ni unos ni otros han sido capaces de romper el marcador inicial, tampoco han hecho demasiados méritos para ello.

Un juego mediocre y carente de espectáculo ha sido la tónica dominante sobre el césped del feudo rojiblanco.  Los delanteros siguen sin funcionar en ambas áreas. Benzema desaparecido, como de costumbre en esta temporada. Cristiano negado de cara a gol. Por su parte, Griezmann como objeto de una novedosa pitada que le hace más consciente de la disconformidad que su grada mantiene con respecto al bajo rendimiento que viene demostrando.

Bajo ese ambiente enturbiado y de crispación, dos hombres se han sobrepuesto y nos han dado una notoria alegría. Hablo de Dani Carvajal y Lucas Hernández.

El primero reaparecía tras superar una grave pericarditis, y a pesar de la dificultad y la seriedad de unos problemas de salud que ya perecen pertenecer al pasado, ha mostrado que la inactividad no ha hecho más que dotarle de fuerza e ímpetu. Zidane, el madridismo y todos en general, respiramos tranquilos al ver que Dani está de vuelta.

En la banda contraria, Lucas ha sido el más destacado de los once elegidos por Simeone. El francés ha desplegado un potencial físico impresionante. Omnipresente en todo momento, decisivo en la parcela defensiva, y resolutivo y eficaz con el balón en los pies. El Cholo tiene un pupilo avanzado que sigue aguantando ese gen que ha devuelto al Atleti a lo más alto.

Ellos dos son lo único felizmente destacado de un derbi huérfano en goles, fútbol y muchos otros aspectos.