Dopeology es una espectacular base de datos, abierta para todo aquel que quiera consultar todos los casos de dopaje en el ciclismo profesional en los últimas tres décadas. Allí aparecen 13 incidentes diferentes relacionados con el dopaje en los que se ha visto implicado el equipo Astana, entre ellos ocho positivos, una sanción por whereabouts y dos investigaciones por pasaporte biológico y valores sanguíneos anormales.
48 ciclistas, siete directores deportivos y seis doctores que han pasado por el Astana han tenido relación anterior, posterior o durante su estancia en el equipo, con algún incidente relacionado con el dopaje. El equipo que surgió a mediados de 2006 de las cenizas del equipo Liberty Seguros tras la Operación Puerto, de la mano del estado de Kazajistán y Alexandre Vinokourov, es uno de los equipos más marcados por el dopaje en la última década.
En el Tour 2007, precisamente Vinokourov, luego campeón olímpico en 2012 y actualmente manager del equipo, dio positivo por transfusión sanguínea después de haber ganado dos etapas. El positivo de su compatriota Kashechkin en ese mismo Tour y por el mismo motivo se conoció algo después. Ambos habían hecho doblete en el podium de la Vuelta a España 2006. Ese mismo año también había dado positivo Matthias Kessler por testosterona. Al año siguiente, el equipo fue vetado para participar en el Tour.
También estaban en esa plantilla y con grandes resultados Eddy Mazzoleni (3º en el Giro), Toni Colom y José Antonio Redondo, que dieron positivo más tarde y en otros equipos. Otros como Andreas Klöden, Assan Bazayev o Thomas Frei también fueron investigados y/o sancionados en un equipo en el que también estaban otros ciclistas todavía activos en la actualidad como Dani Navarro, Gregory Rast, Steve Morabito o Koen De Kort.
Bien conocido es también el positivo por clembuterol de Alberto Contador en el Tour 2010, cuando también corría en el Astana. Pese a la teoría de la conspiración del solomillo de Irún, el español fue sancionado dos años y perdió su triunfo en la carrera francesa. En el equipo kazajo también estaban Johan Bruyneel como director y Luis García del Moral, Pedro Celaya, Pep Martí y Michele Ferrari como preparadores y médicos, todos ellos sancionados por la USADA a raíz de la investigación a Lance Armstrong.
El kazajo Maxim Iglinskiy forma parte del Astana desde el año 2007 y ha sido compañero de todos ellos. En septiembre se publicó el positivo de su hermano Valentin en el Eneco Tour y poco después, también el de Maxim, vencedor en la Lieja 2012, ambos por EPO. Recientemente se ha conocido también el positivo de otros dos jóvenes ciclistas, integrantes del filial continental del Astana, Ilya Davidenok y Viktor Okishev, ambos con grandes resultados esta temporada en el calendario asiático. Cuatro controles positivos conocidos en apenas un par de meses, una de ellas, la de Okishev, de una muestra del mes de mayo.
Algo huele a podrido en Kazajistán, parafreseando las palabras de Marcelo a Hamlet. El Astana ha sido uno de los mejores equipos del año, con el aplastante triunfo de Vincenzo Nibali en el Tour de Francia, cimentado en el excepcional rendimiento en la etapa del pavés de sus compañeros Fuglsang y Westra; o el salto de calidad del sardo Fabio Aru, podio en el Giro y quinto en la Vuelta, con tres victorias de etapa en alta montaña.
“Son cuatro imbéciles que no tienen nada que ver conmigo. Quien me relaciona con ellos, no entiende nada”, exclama furioso Nibali en las páginas de la Gazzetta dello Sport, en las que se desmarca de Maxim Iglinskiy, pese a que fueron compañeros en el Tour – “no forma parte de mi grupo de entrenamiento”– y de los ciclistas del equipo continental, de los que dice no conocer ni siquiera la cara.
Tras estos numerosos incidentes, la licencia World Tour del equipo kazajo está en evidente riesgo, y en breve podría tomarse una decisión, tal y como dejó caer el presidente de la UCI Brian Cookson. Su pertenencia al Movimiento Por un Ciclismo Creible (MPCC), está claro que de poco sirve, salvo para autosuspenderse en la última carrera World Tour del año, el insulso Tour de Pekín. Queda por ver la contundencia, puede que ejemplarizante, con la que actúe contra el Astana la UCI, hasta ahora bastante laxa con el tema del dopaje en su nueva presidencia, pese a las buenas intenciones vertidas antes de su elección. El propio historial del equipo y la pasadas historias de dopaje sistemático en otros conjuntos no ayudan a confiar.