Con tres Ligas de Campeones en su palmarés, el italiano Carlo Ancelotti llegó la pasada campaña al banquillo del Bayern Múnich erigido como un digno sucesor de Josep Guardiola.
Pocos entrenadores en el mundo cuentan con mejor pedrigrí, aunque éste parece haberse revelado insuficiente para un club de gran exigencia como es el bávaro. Transcurrido apenas un mes y medio de la nueva temporada, el Bayern despidió hoy al italiano de 58 años después de la contundente derrota del miércoles por 3-0 ante el Paris Saint-Germain en la Champions.
La trayectoria de Ancelotti está inevitablemente vinculada a la victoria en el terreno de juego y en su currículum lucen dos Ligas de Campeones con el Milan (2003 y 2007) y otra con el Real Madrid (2014). Pero él, un hombre tranquilo y modesto, suela tirar de humor cuando los periodistas le preguntan por su receta del éxito.
«No sé por qué he ganado tantas veces. Quizá tuve suerte. Napoleón dijo una vez: Mejor un general con suerte a uno bueno«, bromeó el entrenador italiano en vísperas de debutar con el Bayern hace un año.
La suerte de este «experto profesional equilibrado, que sabe tratar a las estrellas del deporte y les hace jugar un fútbol variado», como lo definió el presidente de la junta directiva del Bayern, Karl-Heinz Rummenigge, ha cambiado.
Quizás mudó ya en el mismo momento en el que pisó el vestuario del conjunto bávaro.
Ancelotti tomó las riendas del Bayern y puso en marcha cambios en el club nada más llegar bajo condiciones desfavorables, como jugadores lesionados y ausencias de los internacionales debido a la Eurocopa de Francia 2016.
Se estrenó a mediados de julio de 2016 como técnico del Bayern con una victoria pírrica en un amistoso ante el Lippstadt, un equipo de una liga regional alemana, y con una nueva lesión del holandés Arjen Robben.
Su primera temporada al frente del equipo se saldó con dos títulos, conquistando la Supercopa alemana y la quinta Bundesliga consecutiva del Bayern, pero dejó escapar de nuevo la ansiada Liga de Campeones. Su equipo perdió en cuartos ante el Real Madrid.
Este año, tras firmar una pretemporada catastrófica en la que sufrió cinco derrotas (en seis partidos) que generaron gran nerviosismo en Múnich, Ancelotti logró acallar las dudas repitiendo triunfo en la Supercopa alemana y actualmente está tercero de la clasificación en la Liga con 13 puntos, a tres del líder, después de seis jornadas disputadas.
Números, a tenor de la decisión tomada hoy por la directiva del equipo alemán, demasiado bajos.
Ancelotti pasa por buen «domador» de estrellas y divos futbolísticos. Supo lidiar con personalidades tan fuertes como Cristiano Ronaldo, Zlatan Ibrahimovic o Frank Lampard. Pero también supo convivir en sus equipos con poderosos magnates, como el presidente del Milán, Silvio Berlusconi, el también multimillonario presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, o el ruso Roman Abramovich en el Chelsea.
«Me gustaría que todos los jugadores tuvieran la oportunidad de trabajar con él, porque es un tipo fantástico, un entrenador fantástico y lo echo mucho de menos tras los muchos títulos que ganamos juntos», dijo sobre él Cristiano Ronaldo, emblema del Real Madrid.
Cuando Ancelotti llegó a Alemania, Rummenigge recordó que el italiano «tuvo éxito como entrenador en todas partes y ha ganado la Champions League en tres ocasiones».
«Esto es lo que buscábamos y lo hemos encontrado, nos alegramos de colaborar con él«, añadió el directivo en el comunicado en el que hace un año anunció el fichaje del italiano.
Era el sucesor de un Guardiola que dejó el club con tres Bundesligas en tres años pero también sin conseguir la sexta Copa de Europa del club. Ancelotti era el elegido. Pero en 15 meses se esfumó esa posibilidad.
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