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Adam Silver, el comisionado de y para los jugadores

Desde que reemplazó a David Stern en febrero de 2014, una característica distinguió a Adam Silver, el actual comisionado de la NBA: tomar decisiones que contaron con el beneplácito de los jugadores.

Las acciones de Silver para ganarse el respeto de los deportistas mantuvieron una lógica, desde la expulsión de un propietario por comentarios racistas a la firma de un nuevo convenio colectivo de trabajo en diciembre de 2016 que incrementó de manera notable los contratos de las grandes figuras.

Si Stern consiguió darle a la NBA una expansión global inusitada, los tres años de gestión de Silver apuntaron a fortalecer el mayor capital de la Liga, que son sus jugadores. Desde su lógica, si estos están contentos, el beneficio se extiende al resto de los actores de la NBA, ya sean ejecutivos de la Liga, los propietarios, la gerencia y, sobre todo, los hinchas.

Una de las últimas medidas de la gestión Silver tuvo que ver con cambiar el formato del Partido de las Estrellas para dejar atrás el modelo del Este contra el Oeste y apostar a dos capitanes, los jugadores más votados por el público, que elegirán a sus compañeros. La idea es darle más emoción e interés a un acontecimiento que en los últimos años se había transformado en monótono y, por momentos, aburrido.

Sin embargo, más allá del impacto mediático de esa medida, uno de los factores de mayor relevancia de su administración está dada en las modificaciones en el calendario del certamen, con la premisa de ampliar los periodos de descanso de los jugadores.

Con protagonistas fatigados, el riesgo de lesiones aumenta. Además, cada vez eran más comunes las ausencias de estrellas en partidos de gran exposición por decisiones de los entrenadores, que preferían que sus hombres más importantes descansaran una noche, a costa de perder un partido.

Antes de que el producto se viera afectado, el comisionado optó por un cambio, con los jugadores como principales beneficiados. Por primera vez en la historia, ningún equipo jugará cuatro encuentros en cinco noches durante toda la temporada.

Además, los equipos disputarán un promedio de 14,4 partidos en noches consecutivas, por debajo de los 19,3 que tenían hace solo tres temporadas.

Para poder llevar adelante esa modificación, la Liga adelantó su inicio, mientras que las franquicias deberán someterse a nuevas reglas de convivencia.

Por lo pronto, equipos que hagan descansar jugadores en partidos de noches consecutivas o en encuentros durante alguna gira como visitante podrán ser multados con 100.000 dólares. «Es un tema incómodo para nosotros«, admitió Silver. «En última instancia, espero que las reglas vayan a un cajón y que los equipos las asuman sabiendo que hay una obligación mayor para con nuestros hinchas«, completó Silver, que aclaró que la medida tiene que ver también con el nuevo método que se llevará adelante en el draft.

Silver reconoció que el sistema anterior era falible, ya que muchos equipos preferían perder partidos con la esperanza de tener mayores probabilidades en la lotería de la temporada siguiente para elegir a los jóvenes talentos con mayor proyección para iniciar procesos de reconstrucción.

«Hubo una percepción en muchas de nuestras comunidades de que el mejor camino para reconstruir sus equipos era correr hacia el fondo», admitió Silver. «Se convirtió en moneda corriente en esta Liga».

Pero más allá de su postura en favor de los jugadores, Silver está ante un posible foco de conflicto: que algunos protagonistas protesten hincados cuando se entone el himno estadounidense, como sucedió en la NFL, situación que levantó la ira del presidente, Donald Trump, y forzó a algunos dueños de equipos a emitir un ultimátum contra los futbolistas.

«Tenemos una regla que requiere que nuestros jugadores se pongan de pie para el himno», dijo Silver tras las reuniones con la Junta de Gobernadores de la Liga del mes pasado. «Ha sido nuestra regla siempre y mi expectativa es que nuestros jugadores continúen respetando el himno«.

Pero el comisionado, que no quiso hablar de posibles sanciones si un jugador no acata la regla del himno, sabe que maneja una Liga en la que tres de cuatro jugadores son afroamericanos, además de que un 25 por ciento de los protagonisras no nacieron en Estados Unidos, con una audiencia de seguidores y aficionados realmente global.

Por eso, la disyuntiva está planteada. «Uno de los principios centrales de este país es la libertad de expresión», señaló Silver, que espera que los jugadores hagan oír sus reclamos por otras vías, como pueden ser las redes sociales, pero no los estadios y mientras suene el himno.

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