La Real Sociedad era el sorprendente líder de la Liga Santander. Marchaba en el primer puesto de la clasificación por méritos propios, por ser un equipo con un juego atractivo, un ataque demoledor y una compenetración sinigual, producto de un trabajo sensacional y prolongado de Imanol Alguacil. Los elogios caían del cielo aquel 22 de noviembre, cuando el cuadro txuri urdin ganaba 0-1 en Cádiz en un partido con más sufrimiento que brillo. Uno de esos triunfos de equipo grande, de los que valen más que otros de cara al objetivo final. Eran seis victorias seguidas y un liderato reforzado. Algunos ya hablaban de pelear por la Liga, visto el nivel mostrado por Real Madrid y Barça. La última vez que habían estado cerca de ganar el trofeo fue en la campaña 02-03, cuando acabó subcampeón a solo dos puntos del Real Madrid. En sus filas, hombres míticos como Nihat, Kovacevic, De Pedro, Karpin o un jovencísimo Xabi Alonso.
Oyarzabal, Merino, David Silva, Willian José y compañía parecían destinados a firmar otra temporada histórica casi 20 años después. Pero la Real se ha desinflado, bien por las lesiones de algunos de sus futbolistas importantes, bien porque era muy difícil aguantar el tirón (los grandes tenían pendientes varios partidos y el Atlético los ha ganado casi todos). Lo cierto es que los de Imanol solo han sumado ocho de los 30 últimos puntos, y solo han logrado dos triunfos en los últimos 15 encuentros oficiales. A los seis empates seguidos que estuvieron a punto de costarle la eliminación de la Europa League le siguieron tres derrotas seguidas que le alejaron de la cabeza en la Liga. Últimamente ha perdido contra rivales directos como el Sevilla y estuvo a punto de eliminar al Barça en semifinales de la Supercopa de España. Ganar en Córdoba para acceder a los octavos de Copa parecía un bálsamo, pero la preocupación ha vuelto a Anoeta con el empate in extremis del Betis: en el 85’ contaba con una ventaja de dos goles.
“No es posible que nos sucedan este tipo de situaciones. Con un partido muy controlado, regalarlo… Hay que pedir disculpas a la afición. Esto es como si fuera una derrota. Hay que ser autocríticos, seguramente tengo mucho que ver. No es normal que se nos haya escapado este partido”, decía en caliente Alguacil bajo la lluvia de San Sebastián. No se le puede reprochar falta de competitividad al cuadro realista, que en esta espiral negativa solo ha perdido un choque por más de un gol (0-2 ante el líder destacado, el Atlético). Es la Real un equipo que no especula con frecuencia, y que pierde más puntos por falta de puntería que por contemporizar. Ante el Betis pecó de exceso de confianza, sobre todo un Imanol que quitó a Merino, Oyarzabal, Isak y Portu cuando el 2-0 campaba en el marcador. Dos minutos después de los dos últimos cambios llegó el gol de Canales. En el 92’, el de un Joaquín eterno.
La Real necesita a David Silva, su fichaje estrella del pasado verano y uno de los futbolistas más en forma en el primer tramo de competición. Nueve de las 10 victorias de la Real en Liga han sido con el canario en el once. Su facilidad para encontrar los desmarques de sus compañeros y la sociedad que formaba junto a Merino le hacían capital en el juego ofensivo a pesar del poco tiempo transcurrido desde su llegada a Donosti. Jugadores como Oyarzabal, Isak, Portu y Januzaj se frotaban las manos, pues podían explotar a la perfección sus pases al espacio. No contar con un sustituto de garantías sabiendo de las frecuentes lesiones del mediapunta en los últimos tiempos es una mancha en la dirección deportiva. La baja de Silva apuntaba a ser de unos días y ya va por los tres meses. Para colmo, las negociaciones para la vuelta de Odegaard se frustraron con la entrada del Arsenal en el juego.
Pero la ausencia del ex del Manchester City no ha sido la única de peso en los últimos meses. Famosa por su solidez defensiva, la Real perdió a su baluarte en la zaga con los continuos problemas de Aritz Elustondo, que llegó a jugar con dos costillas fracturadas y que últimamente ha tenido importantes molestias en el tobillo. Solo ha jugado 16 minutos de los últimos nueve partidos de Liga, y la defensa se ha resentido considerablemente hasta el punto de duplicar los tantos encajados por encuentro. Si a eso le añadimos la de Oyarzabal, el buque insignia del club y un jugador insustituible, el panorama se vuelve oscuro por no decir negro. Una lesión muscular le dejó fuera en cinco jornadas: la Real sumó dos puntos de 15 posibles y solo obtuvo tres tantos a favor. Mikel ha participado en más de un tercio de los goles del equipo pese a haberse perdido casi un mes entero de competición.
Si la falta de sus jugadores más importantes era la excusa principal, entonces la Real está de enhorabuena. Elustondo y Oyarzabal están por fin recuperados; el empate ante el Betis, aunque doloroso, no ha dejado secuelas físicas; y la vuelta de Illarramendi 17 meses después es una alegría inmensa para plantilla y afición. A la espera de Silva, la operación que ha llevado a la cesión de Willian José al Wolves y a Carlos Fernández a Donosti parece un acierto, teniendo en cuenta que las cualidades del joven punta sevillano se acomodan a la perfección al juego agresivo de los guipuzcoanos, y sirve de complemento perfecto para Isak: los dos pueden formar una pareja letal en la Liga si cumplen las enormes expectativas depositadas en ambos.
No es fácil ser candidato a la Liga y uno de los peores equipos en la misma temporada. La Real debe ser ambiciosa y pelear por los puestos de Champions League, cada vez más caros. Y lo hará porque parece que lo peor ha pasado. Ante el Betis los síntomas ya eran del equipo que nos encandiló a principios de curso, pero cinco minutos lo echaron todo por tierra. Ahora es momento de acabar con el ruido y salir a la superficie.
Imagen de cabecera: Alex Caparros/Getty Images
