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A la segunda va la vencida

Javi Puado empezó su trayectoria como futbolista en la UE Cornellà. Lo que él no sabía por aquel entonces, es que su futuro estaba tan solo a 200 metros de distancia, en el RCDE Stadium.

Llegó a la cantera blanquiazul con 16 años para reforzar el Juvenil B y pronto destacó por su ADN goleador. No lo tuvo fácil para llegar a la cima. En la temporada que ascendió del Juvenil al filial tuvo la mala suerte de caer en el peligro más temido por un futbolista: las lesiones. Se rompió el ligamento cruzado de su rodilla izquierda y eso le mantuvo alejado de los terrenos de juego durante más de ocho meses. Regresó por la puerta grande: jugó el último partido de la temporada y anotó un tanto.

Sin embargo, el club perico estuvo a punto de perderle. Tras realizar una buena actuación en Tercera con el filial, el Real Madrid se interesó por él. Su cesión estaba casi hecha, pero Chen Yansheng, propietario del RCDE, frenó la marcha del delantero.

El gran salto del barcelonés no se dio hasta la llegada de Rubi al Espanyol en verano de 2018. Puado anotó dos goles en esa pretemporada y fue entonces cuando el míster decidió contar con él para el primer equipo.

Su debut en Primera División tuvo lugar en Balaídos con tan solo 20 años. Salió al campo en el minuto 81 en sustitución de Piatti. A pesar de solo jugar 9’, disparó una vez a portería y dejó buenas sensaciones por la banda izquierda. Esa temporada vistió la blanquiazul hasta en 15 ocasiones pero no obtuvo recompensa de gol en liga. Pese a ello, mostró su calidad con goles como el del Cádiz en Copa del Rey.

La siguiente temporada cambió completamente de rumbo. Rubi se marchó del club y tanto Gallego como Machín optaron por no contar con el canterano. El RCD Espanyol cedió el jugador al Real Zaragoza. La etapa en Zaragoza le cayó como agua de mayo. Victor Fernández, el entonces entrenador de los blanquillos, le dio la continuidad que necesitaba y, por ende, recuperó la confianza que había perdido en sí mismo. El equipo aragonés se encontraba en la categoría de Plata luchando por ascender a Primera. Los leones se quedaron a un puesto de conseguir su objetivo. No obstante, Puado aportó su granito de arena y anotó cuatro goles con el dorsal once en su espalda en 20 partidos que disputó como blanquillo.

Pero como decía al principio, su futuro estaba en el Espanyol. El canterano regresó a las filas blanquiazules cuando el club más le necesitaba. A día de hoy el “9” está siendo una de las piezas clave en el puzzle de Vicente Moreno. El delantero catalán es el segundo máximo anotador del equipo y un experto en dar asistencias.

Un jugador con calidad, garra y pundonor. Pero lo más importante, comprometido con el club y con los valores que representa el RCD Espanyol. Así lo demostró en Son Moix. Puso el 0-1 en el marcador y celebró el gol besando el escudo. Un detalle que solo hacen los que llevan los colores en las venas.

Hoy por hoy, Javi Puado es el valor seguro del conjunto perico. Titular indiscutible. A la segunda va la vencida.

Imagen de cabecera: RCD Espanyol Oficial / Twitter

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