Si no fuera por Berlusconi Pirlo habría fichado por el Barça en 2010. Se lo pidió Guardiola y él aceptó, pero el Milán se cerró en banda. El centrocampista italiano iba a ser el complemento perfecto para la media formada por Busquets, Xavi e Iniesta. Era, en definitiva, la guinda del pastel.
“Te necesitamos aquí. Ya somos muy fuertes, pero creo que tú serías la guinda de nuestro pastel. Buscamos un centrocampista para alternar con Busquets, Xavi e Iniesta y ese hombre eres tú. Tienes todas las cualidades para jugar en el Barcelona. Eres un jugador de clase mundial. Si vienes, tendrás un lugar único en esta plantilla. Siempre me has encantado como jugador y me gustaría entrenarte. Por el momento, Milan no quiere escuchar nuestra oferta, pero no abandonaremos”, le comentó Guardiola con motivo del Gamper. Pirlo, por su parte, tenía claro que si de él dependiese iba a ir, si hacía falta, “a cuatro patas hasta Barcelona”, tal y como explicó en su autobiografía.
¿Por qué le atraía Pirlo al Barça? Con su llegada, Guardiola se aseguraba tener un centrocampista de primera talla mundial para dar descanso a cualquiera de los tres titulares. Además, su incorporación obligaba a Busquets, Xavi e Iniesta a dar lo mejor de sí mismos, pues de lo contrario no iban a jugar. Y, ¿por qué le atraía el Barça al centrocampista rossonero? Para Pirlo, el Barça era como “un Rolex con la batería de un Swatch. De máxima calidad, extremadamente duradero». El equipo de Guardiola siempre quería tener el balón y ser protagonista en el juego y eso encajaba con su forma de ver el fútbol.
El acuerdo, finalmente, no se concretó y Pirlo terminó haciendo las maletas un verano después para recalar en Turín. Antonio Conte, actual entrenador del Chelsea, construyó un equipo a su alrededor y la Juventus se convirtió, al son de Pirlo, en el mejor equipo de Italia con diferencia.