Tras su histórico triunfo en la Super Bowl XLIX, los New England Patriots comenzaban esta nueva temporada de la NFL como máximos aspirantes a repetir triunfo. Pese a ello, el verano del equipo de Foxborough ha sido bastante movido en lo referente a temas extradeportivos. Si, estamos hablando del famoso “Deflategate”, en el que se descubrió que los balones usados por los Patriots durante la primera parte la final por el campeonato de la AFC ante los Indianapolis Colts no estaban lo suficientemente hinchados. El partido acabo 7-45, con un parcial de 0-28 de los Patriots en la segunda parte, que se jugó con los balones ya revisados y con una presión correcta.
Este “Deflategate” (o caso de los balones desinflados) ha estado durante estos meses en boca de muchos, sobre todo de aquellos con más antipatía hacía los Patriots y especialmente de los fans de los Colts. Las acusaciones de tramposos al equipo y al quarterback Tom Brady en particular estaban a la orden del día. De hecho, en un principio Brady fue sancionado con perderse los cuatro primeros partidos de esta temporada, aunque finalmente y tras apelar la decisión, el tres veces MVP de la Super Bowl quedó libre de toda sanción.
Todo este jaleo y tensión tanto mediática como de los aficionados formada alrededor de los campeones podría haber afectado a Bill Belichick y sus chicos, pero ni mucho menos. Al contrario. En este inicio de temporada estamos viendo como los Patriots esta ejecutando un juego casi perfecto tanto en su línea defensiva como sobre todo ofensiva: Tom Brady está mostrando su mejor nivel a la hora de pasar, Julian Edelman está superlativo en la recepción y el retorno, Blount dejando claro que es uno de los grandes running backs de la liga, Gronk convirtiéndose en el jugador con más TD desde 2010…
Y es que todo hace indicar que toda la polémica no ha hecho más que motivar al actual campeón de la NFL. Tras meses escuchando acusaciones, los Patriots están queriendo dejar claro que hoy por hoy son el mejor equipo de la liga y que ganan porque simplemente son superiores. Y lo están demostrando por la vía del aplastamiento.
Cada vez que juegan, los Patriots no se conforman con ganar. Quieren apisonar a su rival. Aunque el partido esté más que sentenciado quieren anotar una y otra vez. Hacen “sangre” a la mínima y se ensañan ante cualquiera que se les ponga por delante.
En la primera semana superaron a los Steelers, uno de los principales candidatos a su trono, por 21-28 en la que es su victoria más apretada hasta el momento (por solo una anotación). Después, en la segunda semana los Buffalo Bills recibieron 40 tantos para un marcador de 40-32 para a continuación en el tercer partido aplastar a los Jaguars por 17-51.
En la cuarta jornada llegaba un choque siempre especial para Brady y los suyos: ante los Dallas Cowboys. Los Patriots no tuvieron piedad alguna y se impusieron 30-6, con Brady anotando un TD y celebrándolo con rabia, como si de ganar de nuevo la Super Bowl se tratase.
Y esta última semana, en el Sunday Night, los campeones se han cobrado su última víctima: los Indianapolis Colts. El equipo contra que jugaron esa última final de conferencia. De nuevo, los Patriots se mostraron sin piedad desde el inicio y se impusieron a domicilio por 34-27 en un partido dominado con puño de hierro desde el tercer cuarto y que los Colts maquillaron con un TD en el último minuto. De nuevo, se vio muy motivados a los de Foxborough, reivindicándose ante una grada con ganas de revancha y llena de pancartas referentes al “Deflategate” que vio impasible como la apisonadora de Nueva Inglaterra superaba a los suyos.
En definitiva, el rey quiere volver a reinar y está más motivado que nunca… y con la posibilidad de repetir 16-0 de la temporada 2007 en el horizonte. Y este, semana a semana, es cada vez menos utópico.