La desigualdad de género es uno de los problemas que más preocupa, sin duda, dentro de la sociedad actual. Por desgracia, dicho problema se traslada también al ámbito del deporte, y más concretamente al mundo del fútbol. Estamos hartos de ver como organismos encargados de manejar todo este circo se “llenan la boca” y presumen de ser ejemplos de inclusión en todas sus acciones. Pero realmente esto no es así. A pesar de todo, los profesionales y el entorno verdadero que rodea al fútbol femenino no se cansan de luchar, defendiendo a base de fútbol lo que los “poderosos” intentan arrebatarle.
Un fiel reflejo de ilusión, trabajo, sacrificio y, sobre todo, de valores, han sido nuestras jugadoras de la selección española. Todas ellas tenían un sueño en común, y a su vez un claro objetivo: llegar al Mundial de Canadá. Una competición en la cual la FIFA, organizadora del torneo, ni siquiera creía. Da mucha pena haber podido presenciar los constantes desprecios que dicha entidad y su presidente, Joseph Blatter, le han hecho a su Mundial, y al fútbol femenino en general. Pero bueno, ya estamos acostumbrados. Lo que no parece tan lógico, es que uno de los principales obstáculos en el camino de nuestras guerreras hacia Canadá haya sido la Real Federación Española de Fútbol. En los últimos días se han podido conocer hechos en los que Villar, su séquito y su modelo de gestión de este deporte en categoría femenina no han quedado en un buen lugar. Tampoco lo ha hecho el seleccionador, Ignacio Quereda, cuya labor, por muy increíble que parezca, ha sido mucho más negativa que positiva.
A pesar de todo, las componentes de la selección no se rindieron nunca. Pelearon con todo y contra todos por conseguir su sueño. Ese sueño que poco a poco se fue convirtiendo en el deseo y anhelo de cada vez más gente, hasta llegar a hacer partícipe de él a todo un país. Bajo el lema “SOÑAR EN GRANDE”, nuestras jugadoras nos han contagiado toda su ilusión, fuerza, ganas y motivación. Finalmente, ¡ese gran sueño se hizo realidad!
Aunque la suerte no les haya acompañado en su andadura por tierras canadienses, estas chicas ya han pasado a la historia como la primera selección española de fútbol femenino en disputar la fase final de un campeonato del mundo absoluto. Además, se han ganado algo que es mucho más importante: la admiración y el respeto de un gran número de seguidores que por medio de ellas han descubierto la belleza y la grandeza de nuestro fútbol femenino.
Gracias por habernos enseñado los verdaderos valores que pretenden divulgar todos aquellos que al mismo tiempo os hacen daño. Gracias por demostrarnos que no se debe perder la ilusión y la pasión por lo que uno ama. Gracias por hacernos ver que nada ni nadie se debe interponer entre nosotros y nuestros sueños. Gracias por demostrar que el fútbol no entiende de géneros. En definitiva, ¡GRACIAS POR TODO, CHICAS!