El Consejo Federal de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) ha aprobado las reformas del campeonato de Serie A que se adoptarán a partir de la próxima temporada 2015/2016. Impulsadas desde la cúpula de la federación, con el presidente Carlo Tavecchio y Claudio Lotito a la cabeza, no han contado con el apoyo ni de la asociación de futbolistas ni de entrenadores. Estas son las principales:
1.- Las plantillas quedan limitadas a 25 jugadores, como en ocurre en otras ligas europeas. De ellos, al menos cuatro tendrán que ser de la cantera del club y otros cuatro de canteras de equipos italianos. Sin embargo, no hay limitación de inscripción de jugadores Sub21, una de las grandes críticas, puesto que según la propia FIGC “la gran mayoría son italianos”.
2.- Para inscribir jóvenes extracomunitarios por primera vez, estos tienen que ser residentes en Italia y haber entrado en el país con sus padres por razones no deportivas, además de haber ido a la escuela al menos cuatro años.
3.- Un jugador extracomunitario solo podrá ser sustituido por otro si ha estado al menos tres años en el club. Así se evitaría la contratación de jugadores desconocidos para venderlos al extranejero y liberar un puesto.
4.- Se mantiene el límite de solo dos fichajes extracomunitarios por sesión de mercado, con la condición de que uno de ellos sustituya a otro en la plantilla y el otro puede llegar con “currículum”. Esto último se cumpliría si el futbolista a sido dos veces internacional en la presente temporada o cinco veces en el total de su carrera.
5.- Aplicación del sistema de Fair-play financiero UEFA a las licencias del fútbol italiano. De este modo se sancionaría a los clubes con deudas mayores que sus ingresos.
Damiano Tommasi, presidente de la Asociación de Futbolistas Italianos (AIC) ha señalado que estas reformas son un golpe al trabajo de Antonio Conte en la selección y la valorización de los jóvenes futbolistas italianos. Tavecchio resaltó sin embargo “el reflejo de la filosofía de actuar” en las reformas, destacando la aplicación del fair-play financiero para sanear la economía de los clubes italianos. Pero será la cuestión de los jugadores extracomunitarios la que seguirá causando división.