Parece increíble pero Jesé Rodríguez ha vuelto a una de las cinco grandes ligas, en esta ocasión es la Sampdoria el club que confió en él. Sinceramente me sorprende que todavía haya equipos de la «élite» interesados en sus servicios, sin ánimo de ofender pero la rescisión de contrato con el Ankaragücü de Turquía tras haber anotado dos goles en 14 partidos de liga no inspiran mucha confianza. Y más todavía cuando ves la clasificación de la liga turca y te das cuenta de que su ex equipo va 14º, a tan solo un punto de los puestos de descenso. No creo que estén como para regalar jugadores.
Realmente, lo de Jesé es una historia triste. Un jugador que apuntaba maneras y en el que había muchas expectativas y que al final terminó deambulando por Europa en busca de minutos de juego y recuperar su mejor nivel, algo que nunca sucedió y apostaría a que ya no sucederá. Tras su rápido ascenso y caída en el Real Madrid se fue traspasado al PSG, donde tan solo estuvo seis meses antes de comenzar una cadena de cesiones interminable: Las Palmas, Stoke City, Betis y Sporting de Portugal. Terminó contrato con los parisinos, regresó a Las Palmas, después al Ankaragücü y finalmente Sampdoria, penúltimo clasificado en la Serie A y equipo menos goleador de la liga -tan solo llevan 10 goles en 21 partidos-.
Con semejante currículum parece que Jesé sea un jugador veterano, y para nada. En este mes de febrero cumple 30 años, una edad perfecta en el fútbol pues se mezclan la experiencia y el buen nivel físico, generalmente. Lo que le pasó a Jesé siempre será un misterio pues, con o sin lesiones, es rarísimo que termine así un futbolista llamado a ser el sucesor de Cristiano Ronaldo en el Madrid. Y tampoco es que fuese un calificativo puesto por la prensa cuando todavía estaba en categorías inferiores, que de esos hemos visto muchos «Messis», sino ya en la primera plantilla del club blanco, marcando goles importantes y destacando. El declive fue rápido e imparable.
Pero el pasado es pasado. Lo que realmente importa es que abre un nuevo episodio en su vida y en su carrera profesional. En base a los antecedentes no invita a pensar que va a ir mejor, pero quién sabe. Por lo menos podremos volver a ver a Jay M -su nombre de músico- en una de las principales ligas del planeta y enfrentándose a grandes jugadores. Eso sí, en un equipo sin rumbo y a la deriva. Las cosas no pintan bien.
Imagen de cabecera: Sampdoria