La zona baja de la clasificación desgasta mucho. Es sabido que tener que remar contracorriente sin descanso termina por agotar pero, por suerte o por desgracia, la consecuencia de no hacerlo es entrar en el remolino y hundirte con él en descenso a las profundidades. Como cada temporada, varios equipos de LaLiga Santander están luchando por huir de las corrientes peligrosas. Uno de ellos es el Celta de Vigo. Abonados al sufrimiento y la salvación por la mínima en las temporadas 18/19 y 19/20, el equipo celeste tuvo unas mejores dos temporadas siguientes en las que logró un 8º y un 11º puesto respectivamente, pero en la presente campaña parece que han vuelto a las andadas.
Con un balance de cinco victorias, cinco empates y nueve derrotas, el Celta es 16º en la clasificación de LaLiga, empatado con Valencia, Espanyol y Valladolid (14º, 15º y 17º). El primero en la quema es el Cádiz, con tan solo un punto menos que estos cuatro. Ayer, los de Carvalhal lograron una meritoria victoria en casa contra el Athletic Club (1-0) que les dio un pequeño empujón para salir de la zona roja, pero para nada están salvados ni mucho menos. De hecho, más les vale reaccionar porque sino se antoja otra temporada de sufrimiento.
Tras perder la semana pasada en Mallorca, parecía que el nubarrón negro se iba agrandando cada vez más pues sus siguientes partidos eran Athletic en casa, Betis a domicilio, Atlético en casa y Real Sociedad a domicilio. Una serie de enfrentamientos en los que en ninguno va a ser favorito y, sobre el papel, pocos puntos podía lograr. Pues bien, el primero ya se puede tachar con un +3 en verde, los demás iremos viendo.
El Celta es uno de los equipos de nuestra liga que cambiaron de entrenador con el curso ya empezado. Eduardo Coudet fue destituido, una decisión -en mi opinión- precipitada y con unos ligeros toques de resultadismo, sin olvidar que la relación entre el entrenador y Mouriño, presidente del club, se dice estaba rota. Era el momento perfecto para traer un entrenador de la agenda de Luis Campos. El elegido fue Carlos Carvalhal. El portugués tocó cosas, hizo cambios, retocó esquemas… En general, hizo sus probaturas hasta que encontró su equipo titular del que se cayeron piezas hasta ahora claves como Hugo Mallo, capitán. Lo cierto es que no da el nivel y es una posición a reforzar. De hecho, Mallo está en la rampa de salida en este mismo mercado de invierno, veremos si se concreta. De ser así, el Celta se quedaría con Mingueza y Kevin Vázquez para cubrir esa posición.
Denis Suárez, quien se encuentra con un conflicto total con el presidente que lo llevó a no debutar todavía esta temporada, se irá al Espanyol cedido hasta final de temporada para posteriormente firmar libre por el Villarreal. Campos presionó hasta que Mouriño cedió y dio luz verde para su salida. Se terminó el ‘culebrón Suárez’.
Por último, no puedo evitar comentar la principal incomodidad que tengo con los planteamientos de Carvalhal. Uno de los fichajes que más ilusión causó en la afición esta temporada fue el de Strand Larsen, un delantero centro noruego de los potentes, corpulentos y especialista en ir al choque. Si bien hasta ahora solo ha marcado un gol en liga, es una de las mejores armas que tiene el equipo en ataque, pero parece que a Carvalhal no le termina de convencer. Ha sido suplente en la mayoría de partidos desde que él dirige al equipo, casi siempre revolucionando el encuentro una vez ingresa. No solo es un delantero al que tirarle un microondas para que lo baje al suelo y descargue, sino que tiene mucha capacidad de asociación para ser un delantero de su talla. Domina muchos registros y tiene gol, se le nota. Una vez caigan dos o tres seguidos, caerán todos.
Con Paciencia como segundo delantero -del que Carvalhal tampoco se fía demasiado, en este caso con motivos- la solución que está probando es poner a Gabri Veiga arriba. Veiga es un centrocampista de conducción y asociación, ponerlo en la delantera es una auténtica aberración. Es un jugador que necesita espacio por delante para conducir y driblar en velocidad, peleando contra la defensa rival directamente se diluyen la mayoría de sus virtudes. La solución es clara: Larsen a la delantera como titular y Veiga al centro del campo.
Con la mitad de la temporada cumplida, el Celta está jugando con fuego en la zona baja de la tabla. La corriente es cada vez más fuerte y todos quieren huir del remolino, pero este tiene hambre y sí o sí se llevará a tres. Se vienen jornadas duras para el Celta que, como los demás que rondan la zona, tienen mucho trabajo por hacer. Eso sí, la victoria frente al Athletic les va a permitir sacar un poco -solo un poco- la cabeza y respirar algo de oxígeno. Pero que nadie se relaje. En Vigo, los pescadores alzan los brazos al cielo para darles fuerza y que logren dominar la marea.
Imagen de cabecera: Getty Images
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