La temporada 20/21 de Romelu Lukaku con el Inter de Milán está a la altura de muy pocos delanteros en el mundo. Tan buena fue que llevó al Chelsea a pagar 113 millones de euros por su ficha, lo que de por sí ya es una cantidad desorbitada pero resulta más sorprendente todavía al saber que los ‘blues’ lo habían vendido en 2014 por 35 millones (al Everton).
Su regreso al Chelsea no fue para nada como él se imaginaba. La relación con Tuchel no fue buena y el belga no disputó los minutos que pretendía. También hay que decir que, con un equipo al que no estaba adaptado, el tiempo que jugó tampoco estuvo a la altura, y terminó ganándose y puesto en el banquillo. Un fichaje de 113 millones de euros para ser suplente.
Todavía en plena temporada, Lukaku declaró en varias ocasiones que quería marcharse del Chelsea, que su deseo era regresar al Inter, unas declaraciones muy duras si tenemos en cuenta todo el contexto. Pero como esto son negocios, su regreso a la Serie A era una incógnita. Finalmente, el Inter quiso recuperar al jugador, seguramente siendo conscientes de que lo recuperarían habiendo ganado dinero o, al menos, con unas condiciones ventajosas para ellos. Tras semanas de negociaciones se llegó a un acuerdo: Romelu Lukaku se irá cedido al Inter de Milán por una temporada a cambio de 8 millones de euros. No es un traspaso definitivo, pero con este acuerdo el delantero seguro que está encantado, sobre todo por la parte de regresar a Italia.