El dominio de Ducati en la categoría reina no tiene precedentes en la historia reciente del motociclismo. La marca italiana ha desarrollado su montura en la última década alcanzando un potencial que, probablemente, ni Gigi Dall’Igna había imaginado. Aterrizó en MotoGP con el cartel de ser una moto muy rápida, con un motor potente que las hacía inalcanzables en recta, pero que perdían en el paso por curva. Gracias a pilotos de talla mundial como Stoner, Hayden, Rossi, Dovi o Lorenzo han evolucionado hasta dominar el campeonato, tanto en velocidad como en número.
La fábrica italiana acumula tres victorias consecutivas en la categoría reina y cuenta en su estructura con varias de las promesas llamadas a dominar el panorama: Bastianini, Bagnaia y Jorge Martín. Yamaha ha encontrado en Fabio Quartararo un talento único que es capaz de luchar de tú a tú con las Ducati a pesar de tener una moto varios kilómetros por hora más lenta. Y Honda, durante estas dos últimas temporadas en las que Ducati ha crecido de forma exponencial, contaba con el regreso al 100% de Marc Márquez, pero su brazo tenía otros planes y el ‘93’ tendrá que volver a operarse.
Ducati apunta a dominar las próximas temporadas si nadie le pone remedio, Yamaha tiene al actual campeón del mundo y, actualmente, mejor piloto de la parrilla y Honda está obligada a buscar un plan “b” hasta comprobar si Márquez regresa con capacidad de estar en lo más alto. Vamos a hacer un poco de MotoGP-ficción y presentamos tres escenarios con los que Honda podría soñar con volver a proclamarse campeones del mundo:
El sueño japonés
Históricamente, la parrilla de MotoGP ha destacado por la presencia de fábricas niponas: Yamaha, Honda y Suzuki, aunque en los últimos años la apuesta de Ducati y Aprilia ha europeizado la parrilla. Una buena forma de contrarrestar este dominio italiano que se prevé para 2022, donde Aprilia contará con dos motos más, puede estar en las raíces de Honda, en Japón. Takaaki Nakagami ha demostrado ser un piloto muy consistente y Ai Ogura luchará por el título de Moto2 este año, sin duda alguna. Tal vez, la solución esté en casa.
La apuesta segura
La contraparte de la apuesta de Ducati y Aprilia por aumentar su presencia en la parrilla, la encontramos en Suzuki, que no estará en 2023. Si Honda decide no renovar a Pol Espargaró en el equipo oficial, el campeón del mundo de 2020 está en el mercado. Joan Mir ha demostrado que es capaz de adaptarse, de desarrollar una moto y de estar en lo más alto sin ser el más rápido. Además, su regularidad y consistencia no se encuentra en muchos pilotos de la actual parrilla. Los dos últimos campeones españoles para hacer frente a Quartararo y las Ducati.
La joven promesa
Hay pilotos que están llamados a grandes cosas desde su adolescencia. Hay talentos que sabes que no se van a repetir en muchos años o, tal vez, nunca. Rossi, Márquez, Lorenzo, Pedrosa… en las categorías pequeñas se intuía que eran diferentes al resto, que habían nacido con un don. Hace muchos años que no florecía otro de estos talentos que nos impresionase desde la categoría pequeña, hasta que vimos debutar a Pedro Acosta. Desde su primera carrera en Moto3, ansiamos que crezca y madure para verlo en MotoGP. Ganó el título en su debut en Moto3, ya sabe lo que es ganar una carrera en Moto2 y las principales fábricas de MotoGP seguro que ya han llamado a su puerta. Y Honda, evidentemente, es una de las grandes.
Imagen de cabecera: Repsol Honda Team
