Hay varias señales que anuncian la llegada del verano. Las ganas de ponernos pantalones cortos, la vista que se te clava en el escaparate cuando pasas por delante de una heladería, el primer chapuzón en la playa o la piscina y, evidentemente, la fase decisiva de los grandes torneos de fútbol. La mayoría de episodios importantes de mi vida están asociados al balón.
La primera cita seria con la que hoy es mi mujer y la madre de mi hija fue en un restaurante del barrio del Born en Barcelona mientras se disputaba la final de la Copa África 2012 entre Costa de Marfil y Zambia. Los exámenes de selectividad llegaron el día después del partido taquicárdico entre España e Irlanda en el Mundial de Corea y Japón. Uno de los goles que recuerdo con más cariño de mi anodina carrera futbolísticase lo marqué al FC Barcelona en el partido Centenario de mi CE Sabadell, escapando en velocidad de Rafa Márquez y batiendo a Rustu de disparo cruzado. Mi primera gran oportunidad en televisión la viví en GOL cubriendo el Mundial de Brasil en exclusiva para toda España. La mujer indicada, los exámenes cruciales, un gol para el recuerdo y el origen de mi trayectoria profesional. Cuatro momentos clave de mi vida que tienen dos puntos en común: el fútbol y la certeza de que no podía fallar. No podía no estar a la altura en momentos tan cruciales.
Uno de los principales argumentos esgrimidos por los defensores de la Super Liga es que La Liga ha perdido calidad y talento. Con respecto a la calidad, es evidente que a la competición doméstica cada vez le cuesta más retener al talento. En cuanto a la emoción, el argumento se diluye como un azucarillo en el café caliente si echamos un vistazo a la clasificación. En todas las alturas de la clasificación hay batallas abiertas con resultado incierto. Quedan cuatro jornadas, hay ganas de piscina y helado: señal inequívoca de que se acerca el desenlace de las competiciones de fútbol.
La lucha por el título está más abierta que nunca. De hecho, un servidor no recuerda un cierre de Liga con cuatro equipos en disposición de ganarla. El Sevilla viene de abajo arriba. La tropa de Lopetegui, una vez eliminados de la Champions, han puesto la directa en Liga y, a la espera del partido pendiente frente al Athletic, se posiciona como candidato claro en este esprint final. El Barça de Koeman, que se disparó en el pie frente al Granada en partido aplazado, sumó una sufrida victoria en Mestalla que no le permite depender de sí mismo. Zidane, en un ejercicio de brujería, ha conseguido mantener a su Madrid en pie en Liga y Champions a pesar de las múltiples bajas que está sufriendo esta temporada. Por último, el Atleti, que ha ido quemando la renta que tenía tras una primera vuelta de fantasía, aún es líder y es el único que depende de él mismo para repetir el triunfo de 2014. El colchón de plumas de cisne con sábanas de fina seda que tenía hace tres meses, se ha convertido en la cama de un faquir que no permite al equipo del Cholo más tropiezos.
En un giro de tuerca del guionista de esta Liga, la próxima jornada se enfrentan Barça – Atleti y Madrid – Sevilla. Llega el Día D a la hora H. Todo el proceso para llegar hasta aquí ha sido una preparación para afrontar la etapa decisiva de la temporada. La chica o el chico que te gusta, la formación académica, algún gran hito para contar a tus nietos al calor de la lumbre dentro de 40 años y los inicios de una profesión que te apasiones son suficientemente importantes para darlo todo. No hay peor cosa en la vida que mirar atrás y decir: debí entregarme más. Momentos clave en la vida en los que sabes que no puedes fallar. Puntos de inflexión en los que debes estar a la altura.
Sabadell, 1984. Futbolista, colaborador en varios medios de comunicación como beIN Sports, Radio Marca o diari ARA. Analista de fútbol africano y 6 veces internacional absoluto con la Selección de Guinea Ecuatorial.