La dureza y la exigencia de las Ultra Trails de 100 millas están fuera de toda duda. Acontecimientos tan famosos como la Ultra Trail Mont Blanc, La Ronda dels Cims o la Westers State americana ponen a prueba la extraordinaria preparación física y psicológica que deben atesorar todos aquellos corredores que aspiren a alcanzar la llegada. No obstante, y sin querer desmerecer ni una pizca la dificultad de las pruebas anteriormente mencionadas, existe una carrera que convierte el mero hecho de poder cruzar la línea de meta en poco menos que un milagro.
La Barkley Marathon’s cumplió 30 años de existencia en su edición de 2016, después de que se haya dado la salida en 33 ocasiones con una treintena de participantes en cada una de ellas, tan solo 18 corredores pueden presumir de haber acabado con éxito esta carrera de dificultad extrema. El dato resulta escalofriante, cada dos ediciones un participante logra terminar la prueba, algo que la convierte según las opiniones de algunos expertos en la materia, en la Ultra Trail más dura del mundo.
El paso del tiempo y los avances en cuanto a alimentación y material no han conseguido disminuir su dificultad, prueba de ello es que en una de sus últimas ediciones ningún especialista logró vencer a la montaña, 40 fueron los corredores que tomaron la salida y 40 fueron los que acabaron abandonando.
Para encontrar al primer participante de la Barkley Marathon’s, a pesar de que él no era consciente en aquellos momentos de que lo era, debemos remontarnos al año 1977. Nueve años después de asesinar a sangre fría al activista norteamericano Martin Luther King, James Earl Ray cumplía condena en la penitenciaría de Brushy Mountain State, prisión de la que logró escapar junto a seis convictos más.
La fuga parecía haber tenido éxito, pero la realidad era muy distinta. James Earl Ray había escapado de unos muros de cemento para terminar encarcelado entre colinas y árboles. Exultante por haber dejado atrás su celda se adentró en el parque de Frozen Head, bosque al este de Tennessee que rodeaba la hoy clausurada cárcel, y del que a pesar de todos sus esfuerzos, le fue imposible escapar. Fue capturado por la policía 54 horas después de su exitosa escapada, durante todo ese tiempo James tan solo fue capaz de alejarse 14 kilómetros del centro penitenciario, agotado y desorientado fue llevado de nuevo a su celda.
Años más tarde, la historia de la fuga frustrada de James Earl Ray despertó el interés del corredor de maratones Gary Cantrell, quien se encargó desde entonces y hasta el día de hoy de convertir la Barkley Marathon’s en la carrera más dura del mundo. A sus 100 millas de recorrido debemos añadirle varias características que convierten la prueba en todo un desafío físico y psíquico. Un desnivel positivo que alcanza los 17.000 metros, la falta de avituallamientos que obliga a los participantes a cargar con todo lo necesario para sobrevivir a lo largo de la travesía, o la falta de indicación en el recorrido, son las principales dificultades a las que deben enfrentarse los participantes.
Durante sus nueve primeras ediciones nadie fue capaz de cruzar la línea de llegada, convirtiendo la carrera en el objetivo de todo aquel que deseara pasar a los anales de la historia como el primer atleta capaz de vencer al bosque del que nadie lograba salir victorioso. No fue hasta 1995 cuando el ultramaratoniano Mark Williams consiguió algo inédito hasta la fecha, superar el desafío que suponía hasta entonces terminar la Barkley Marathon’s, logrando realizar la totalidad del recorrido en un tiempo de 59 horas 28 minutos y 48 segundos.
Desde entonces tan solo unos pocos participantes más han logrado acabar con éxito la prueba, con mención especial para los atletas Brett Maune y Jared Campbell, quienes los han conseguido en dos ocasiones. Y para Brian Robinson, quien firmó en 2008 la mejor marca de la carrera con 55 horas 42 minutos 27 segundos.
Los corredores que no logran su objetivo notifican su abandono a la organización, siendo rescatados ciertamente desorientados, fatigados e incluso en alguna ocasión agonizantes, como el caso de Andrew Thompson, quien en la edición de 2006 aseguró tras ser rescatado que era un vagabundo que desconocía el motivo por el cual se encontraba en aquel bosque.
El recorrido consta de cinco vueltas a un circuito de 20 millas sin ningún tipo de señalización, con varios puntos de control donde cada participante debe arrancar una hoja de un libro como prueba fehaciente de que ha pasado por allí, y con un límite de tiempo de 60 horas para terminar la carrera, cifra que impide dormir a los corredores si quieren alcanzar la proeza de llegar a la meta dentro del horario fijado.
El bosque de Frozen Head se convierte anualmente en un laberinto para los 40 valientes que osan desafiar a la montaña. Una trampa en un paraje inhóspito que logró abortar la huida de James Earl Ray 40 años atrás, pasando a ser de esta manera la primera presa de la densa vegetación que invade el lugar. Aquel preso fugado se convirtió sin saberlo en el primer hombre en perecer en el intento de salir airoso de la Barkley Marathon’s, el primero de tantos abandonos de la Ultra Trail más dura del mundo.
Imagen de cabecera: ImagoImages
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