He perdido la cuenta con las lesiones de Eden Hazard. Como la gran mayoría. Ha pasado de ser uno de los fichajes más ilusionantes de los últimos años a convertirse en un meme para Kilgore. Por supuesto, me refiero el tuitero, al fetén, no al amante del Napalm al levantarse por las mañanas. Lo que empieza a oler el belga es el hartazgo de los merengues. El aficionado madridista, al principio, se levantaba preocupado, esperando su pronta recuperación. Hacía sus quehaceres más mundanos preguntándose la razón por la que desaparecía de las convocatorias de la misma manera que Kenny en South Park. Sin fallecer, claro. Ahora, pese a que la entidad del Santiago Bernabéu sufre, nadie espera a Hazard en un verde en el que los dramas se multiplican.
Puede que ese sea el gran problema. Cuando alguien deja de ser pesado significa que las cosas han cambiado. Para peor. El ex del Chelsea, más allá de sus contratiempos físicos, tampoco ha dejado un sinfín de detalles que puedan contentar al youtuber de turno. Ya saben: un poco de música tecno y regates. Ese mejunje nunca falla. El extremo se ha alejado de los terrenos de juego sin demostrar el enorme precio que pagó el Real Madrid por sus servicios. Ahora la duda reside en si realmente ha llegado a estar al 100% para algún encuentro con la zamarra blanca.
Su hermetismo recuerda a otros casos preocupantes en la capital. En redes sociales no se prodiga demasiado; y algún que otro titular que ha dejado por ahí suena a noticia del Mundo Today. «Intento no comer mucho, intento no ir mucho a la despensa a por bollos, que la tengo aquí al lado, pero no es fácil», aseguró en RTBF cuando estábamos en plena cuarentena. Lo cierto es que esas palabras, en un medio en su país, pueden sonar graciosas allí. La entrevista era informal; aunque a la hora de traducir aquí esos detalles se omiten. Y eso no le ayuda.
Imagino a Hazard, ataviado con una gorra y sus gafas de sol, imitando a ese Robert de Niro que maravilló en Taxi Driver. Martirizado por muchas cosas, apesadumbrado, y viajando por una ciudad hostil que desconoce por completo. El maldito virus ha sido un golpe más. Ya no es por los bollos: es porque Hazard necesita una continuidad que no ha tenido en casi dos años en el Madrid. Este debía ser su año. Todavía tiene tiempo para cerrar bocas antes de que se acabe el curso 20-21 mientras se le relaciona con una posible vuelta al Chelsea. Yo ya me creo cualquier cosa.
Imagen de cabecera: David Ramos/Getty Images