Que la pandemia ha afectado al mundo del fútbol desde el plano económico es un hecho. Que la crisis ha volteado aún más las cuentas del Atlético, también. Ya aseguró Tebas que la tónica esta temporada debía ser cantera y cedidos. Ya se ha filtrado en varias ocasiones que el Real Madrid no plantea hacer un megadesembolso y que, incluso, lo más normal sería que ni siquiera fichara a nadie; ya está el Barcelona tratando de quitarse de encima viejas glorias, Messi aparte, con fichas monstruosas por montos de traspasos ridículos o incluso inexistentes; ya publicó el Valencia que el club necesita sacar 120 millones para cuadrar las cuentas; ya explicó Gil Marín que el Atlético solo podría invertir un 25% de lo que ingrese por traspasos o deje de pagar por fichas de quienes salgan.
Y esto último no es más que una norma que existe desde hace años, cuando nació la idea de un control económico más exhaustivo, y a la que deberán acogerse los equipos que más ahogados estén en el plano económico. El Atlético lo es. De hecho, es uno de los que más está pidiendo la hora y por eso necesita sacar dinero casi de debajo de las piedras para poder seguir en la pomada y no quedarse atrás. La masa salarial del club es difícilmente sostenible en un año que ha generado pérdidas inesperadas, pero también lo habría sido de no haber conseguido el objetivo y el dinero de entrar en Champions. El club vive en el alambre desde hace varios cursos, teniendo que hacer ventas a destiempo (Jonny, Gelson, Jota, Augusto, Xu Xin) para no superar el Fair Play Financiero que establece LaLiga.
Los planes del Atlético de Madrid en el mercado
Con una plantilla bastante corta, la idea que pasaba por tirar de canteranos y cedidos para reforzarse no parece tener demasiado recorrido, salvo los nombres de Manu Sánchez y Mollejo, que aún tienen sus opciones de quedarse, pues es con los chavales del filial y con los chicos que ha tenido a préstamo donde el Atleti está tratando de sacar dinero. Caio ya no está, repescado para ser revendido en una fórmula que se podría intentar también con Rafael Santos Borré. Alex Dos Santos se ha ido a Croacia para pagar algo del único fichaje que ha llegado hasta la fecha: el portero Grbic. Darío Póveda, Cédric y Diego Conde han sido los últimos en abandonar momentáneamente el barco, mientras se espera que en las próximas horas Montero y Schiappacasse firmen con sus nuevos equipos (Besiktas y Sassuolo) y terminen su vinculación con el club. Aunque en el caso del zaguero, podría salir a préstamo.
Así, con Arias y Kalinic se buscará seguir haciendo caja, de igual modo que si llega una buena oferta por Mario Hermoso o por Nehuén Pérez, tranquilamente pueden hacer las maletas. Vitolo, Lemar y Costa están en la parrilla de salida por su rendimiento y su alto salario, pero nadie quiere presentar ofertas precisamente por esto último. Así, aunque sea una decisión económica y no deportiva, el buen caché y cartel de Correa, unido a que su ficha es menor que la de estos tres, vuelve a colocar al argentino como una buena opción de salvar las cuentas si llega una oferta como la del curso pasado, cercana a los 50 millones, que sea buena para todas las partes.
De Thomas no se sabe nada, más allá de que espera impaciente que alguien llegue con los 50 millones de cláusula para salir y que en ese caso el club, que le quiere en la plantilla, no podría hacer nada para retener a un jugador que ha dejado su renovación parada desde hace meses por su deseo de probar la Premier League. Si el Atlético es habitualmente un equipo poco dado al derroche en el apartado de fichajes, este curso se presenta incluso más austero, por mucho que cada día suene un fichaje de un jugador nuevo (desde que ha comenzado el verano se le ha relacionado con unos 100 futbolistas distintos), pues se trata del mercado más imprevisible de todos los tiempos.
Repescar a Carrasco en calidad de cedido (o quizás regalado por el club asiático, propiedad de Wanda, antiguo socio del Atlético), confiar en algún chico de la cantera, esperar algún jugador de corte medio de la cartera de agentes con vinculación con el club y poco más. La llegada de un crack, de un futbolista de renombre o de una estrella, a día de hoy, es una idea que se escapa bastante de la realidad de las cuentas.
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