No hace muchos días que se cumplió el quinto aniversario de una tragedia que cambió la vida de Desirée Vila. La gallega, una de las gimnastas más prometedoras del país por entonces, pasó por el quirófano para despedirse para siempre de su pierna derecha. Un aparatoso accidente durante un entrenamiento y la negligencia de dos médicos fueron el cóctel definitivo para echar por tierra una carrera de lo más prometedora y dar un vuelco a la vida de una joven de 16 años.
¿Cómo afronta una adolescente con un dinamismo incontrolable la noticia de que el deporte que le apasiona se ha acabado? De disputar el Mundial con la selección española a romperse la tibia y el peroné, y de ahí a ver terminadas sus aspiraciones como gimnasta. Fueron momentos difíciles, por supuesto. El momento en el que recibió la noticia dijo textualmente: “Prefiero morir”. Pensaba que no volvería a realizar una actividad física nunca más.
Pero Desirée supo dar la vuelta a la tortilla siempre con una sonrisa. Ya los primeros días tras salir del hospital trató de descubrir de lo que era capaz con una sola pierna. Desde hacer el pino en una silla a dar volteretas en el jardín, la de Pontevedra tenía claro que no iba a resignarse a ser una mera víctima de las circunstancias. Convirtió su trauma en una oportunidad.
«Maduras muy pronto. Con 16 años tuve que aceptar muchas cosas difíciles y tener que aprender que hay vida detrás de la amputación. Valoras mucho más las cosas”, ha contado Desirée en varias ocasiones. “Al final eres consciente de que no toca otra que reinventarse”. Y así lo hizo. Obligada por sus padres a hacer deporte con las prótesis un año después de la amputación, la sensación de poder volver a correr fue única e indescriptible. Sabedores de su caso, miembros de la selección española de atletismo paralímpico contactaron con la familia para que se uniera a los entrenamientos. Fue allí donde se dio cuenta de que era una más y que no valía la pena ocultarse más ni sentir vergüenza.
Tan solo dos años después ha pasado de no subir fotos a Instagram por el miedo “al que dirán” a dar charlas ante cientos de personas y escribir un libro donde cuenta una experiencia que sirve de ejemplo para muchos. Su aventura en el atletismo no se quedó ahí ni mucho menos: ahora vive y entrena en la Residencia Blume de Madrid con todos los deportistas olímpicos, y sueña con estar en Tokio 2020, peleando en cada competición por la mínima exigida. Su inspiración fue, sin duda, una Irene Villa que perdió las dos piernas en un atentado de ETA con apenas 12 años de edad y que más tarde acumuló éxitos en el deporte (esgrima en silla de ruedas y esquí adaptado) y en el periodismo. No en vano, cuenta con tres carreras y es madre de tres hijos.
El día que creyó que nunca más haría deporte se le cayó el mundo encima. Cinco años después, celebra el aniversario con una sonrisa (tarta de chocolate y todo) teniendo claro que no cambiaría para nada su vida de ahora por la de antes de perder la pierna. “Todo lo que he aprendido durante el proceso me ha ayudado a madurar y a ser la persona que soy ahora”. Un absoluto ejemplo a seguir.
Foto: @desivila98
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