El Fútbol Club Barcelona ha ganado la Liga esta temporada con una superioridad abismal, semejante a la del curso pasado. También está en una final de Copa que, si no le sorprende el Valencia, conquistará por quinto año consecutivo. En Champions League, superó la barrera de los cuartos de final por primera vez en tres años y no disputará la final ante el Tottenham por una proeza histórica de las que difícilmente volveremos a ver.
Pongo en situación la gran temporada del equipo azulgrana porque antes de que llegue el ‘fracaso’ (si es que se le puede llamar así) el club ya estaba trabajando en perfilar una plantilla todavía más potente de cara a la 19/20. En invierno ya anunció a De Jong, el centrocampista con más futuro de Europa, y a Todibo, joven central (o mediocentro) que apunta maneras. A mediados de mayo y según diferentes medios/fuentes de fiar, ha fichado también al central más codiciado del mundo (De Ligt) y a un Antoine Griezmann que poco hace falta presentar y que no solo suma en un ataque ya de por sí demoledor, sino que le resta a un Atlético que ha sido el máximo rival de los culés tanto en Champions (le ha eliminado en dos ocasiones en los últimos años) como en Liga.
Al otro lado, el Real Madrid. Temporada infame, de las peores de la historia. Tres entrenadores, eliminación bochornosa en Champions, la Liga tirada por enésima vez, jugadores muy por debajo de su nivel… si hay un equipo que tiene y debe recuperar la ilusión de sus aficionados, los mismos que han convertido el Bernabéu en un solar en los últimos meses, ese es club blanco. La llegada de Zidane fue un golpe de efecto, no hay que negarlo. El hombre de las tres Champions seguidas, querido y respetado por todos… pero la trayectoria del equipo desde que ocupó el banquillo le ha perjudicado más que otra cosa. Hasta ahora, el único fichaje confirmado es el de Militao, un central por el que se ha pagado 50 millones al Porto. Una incorporación, dicho sea de paso, que puede significar la marcha de Raphael Varane.
El Madrid necesita una revolución, y no de esas en las que se firman contratos el último día de mercado, para darle emoción. Cada vez reciben mayor premio los que se adelantan a los acontecimientos y hacen los deberes con antelación. Con Benzema como único ‘9’, Bale fuera de combate y Mariano sin confianza, el fichaje de un delantero es más que prioritario. Suena Jovic, unos dicen que está fichado, otros que la negociación se hará larga. Se habla de 60-70 millones por un futbolista que el año pasado el Benfica se lo quitó de encima. El interés, para más inri, ha empezado a rumiarse poco después de su gran semifinal de Europa League ante el Chelsea (lo que ha elevado las pretensiones del Eintracht) y el descarte del Barça, que le seguía desde hace más tiempo.
Se habla de Eden Hazard, que se da por hecho, pero no se habla de fechas concretas y el tiempo pasa. El Chelsea, para colmo, no puede fichar por la prohibición de FIFA y ya hay miedo de que el club de Stamford Bridge se niegue a una venta o eleve el precio hasta proporciones desorbitadas.
Y hasta ahí paramos de contar. Hay rumores, muchos (que esperaban) pero ninguno que se acerque lo más mínimo a las posibilidades de Jovic y Hazard. Se habla de Mendy, Salah, Pogba, Neymar, Pjanic, Eriksen… y podríamos hacer una lista eterna. El caso es que este Madrid debe concretar, se debe mover antes que nunca, agilizar las ventas y no caer en el mismo error del año pasado. Los deberes, cuanto antes.
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