Diez finales

Suele pasar. Es normal que la temporada sea una carrera de fondo cuyos metros finales sean los más decisivos. Este año, como no podía ser de otra forma, también. Pero quizás, mientras en otros cursos había mucho que ganar y poco que perder, el Sevilla Fútbol Club afronta un todo o nada en los diez últimos partidos de liga de la 2018/19. Billete para Champions League, plaza para Europa League o nada. Alcanzar el objetivo, salvar la temporada o carpetazo y comienzo desde cero. 

En menos de dos meses, el Sevilla sabrá si esta temporada significa la continuación de un proyecto que será renovado con la vuelta de Monchi o si, por lo contrario, será la segunda vez que no se clasifica para Europa en los últimos 17 años con todo lo que ello conlleva. La diferencia económica que supone jugar en la máxima competición del viejo continente o en el torneo fetiche del conjunto hispalense es notoria, pero quedar fuera de los seis primeros clasificados (siete en caso de que el Valencia acabe entre los siete primeros) implicaría pensar en otro tipo de futbolistas de cara a la próxima temporada dada la carencia de dinero que supondría no jugar un torneo continental.

Salvado el match-ball ante el Espanyol fuera de casa antes del parón por selecciones, Joaquín Caparrós tiene de nuevo la difícil papeleta de devolver la confianza y la fe a futbolistas que durante muchas jornadas han estado entre los cuatro mejores de la liga pero que, desde hace cuatro, se ha visto superado por rivales de menor entidad como Getafe o Alavés. De las 28 fechas disputadas, el Sevilla solo ha estado fuera de Europa en 9, ocupando hasta en 14 ocasiones alguna de las 3 primeras plazas. Ahora, sexto clasificado, tiene por delante 6 partidos en casa -dos de manera consecutiva- y 4 lejos de Nervión para retomar la posición que aseguraría cumplir el gran objetivo de la temporada: volver a Champions. 

Las próximas cinco jornadas son de especial trascendencia. Primero, porque 3 de ellas se juegan en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Segundo, porque se enfrentará ante 4 rivales directos -Valencia, Alavés, Betis y Getafe-. Y, tercero, porque el derbi sevillano puede significar un importante punto de inflexión -negativo o positivo- para afrontar el último mes de competición. Curiosamente, el Sevilla no ha ganado a ninguno de los oponentes anteriormente mencionados. Dos derrotas -ante Getafe y Betis- y dos empates -ante Alavés y Valencia- obligan al conjunto hispalense a pensar en doblegar al contrincante en todos los duelos directos e incluso exige tener en cuenta el golaveraje particular en todos ellos. 

Seis victorias y dos o tres empates podrían ser suficientes para los pupilos de Joaquín Caparrós. Todo dependerá de los enfrentamientos directos, partidos que valdrán 6 puntos en lugar de 3. Dos meses de pura exigencia que marcarán el futuro a corto-medio plazo de un club acostumbrado a dar pasos hacia adelante en el siglo XXI. Dos meses definitivos. Diez finales.