Javier Tebas carga sobre sus espaldas con una mochila repleta de reproches. No los enumeraremos, estas líneas no llevan ese rumbo. Sin embargo, pocos ensalzan sus aciertos cuando los hay. Uno de ellos, sin duda, es el mayor control financiero de los equipos de la Liga de Fútbol Profesional. Dentro del paquete de medidas, se encuentran los límites salariales, que son una herramienta fundamental para el control del gasto en los equipos y buscan evitar el endeudamiento.
En los últimos días, Córdoba CF y CF Reus son noticia negativa en la Liga 1|2|3 por su situación extradeportiva. Las deudas acucian a ambos clubes. Los andaluces se encuentran en causa de disolución tras perder 4,2 millones en la anterior temporada. Necesita restablecer su equilibrio patrimonial para subsistir. Vender jugadores y buscar fuentes de ingresos para tener viabilidad. Los catalanes se encuentran en una situación incluso peor. Sus jugadores y empleados no han cobrado sus últimas dos nóminas y sumarán la tercera en tan sólo unos días. Miembros de la AFE se reunían esta semana con los jugadores para conocer su estado y explicarles las vías que ofrece su situación. El Reus necesita inversores, su presidente negocia desde hace meses pero el plazo acababa hoy y nada se ha anunciado aún.
Hacía mucho que no se producían este tipo de casos en el fútbol profesional. Parecía que este tipo de situaciones financieras estaban olvidadas en los clubes profesionales de fútbol, pero ahora comprobamos que no es así. Que aún con el mayor control establecido, la quiebra puede llegar a los clubes.
Y en el trasfondo de todo, las aficiones. La blanquiverde, que ha pasado del éxtasis de salvar la categoría de forma heróica la pasada temporada al temor de ver como su equipo puede desaparecer. Las consecuencias de la inversión para la salvación deportiva pueden llevar al mayor de los desastres institucionales. La rojinegra, quizá menor en número, aunque el sentimiento no entiende de números. Los aficionados del Reus viven en un estado de preocupación continua desde el pasado verano con los problemas del club para inscribir jugadores por no cumplir el límite salarial. Los dirigentes toman decisiones, pero cuando son tan desastrosas como las que tomaron en estos dos clubes recientemente, los que las sufren son los hinchas.
Aún hay tiempo, la esperanza no está perdida, porque precisamente es lo último que abandona a los aficionados. Pero la situación es dramática y el dolor puede ser terrible. Ojalá todo se solucione. Que todo lo vivido hasta ahora quede en anécdota. Y no sólo eso, sino que sirva para reflexionar y no volver a caer en los mismos errores. Porque ellos no lo merecen. Ánimo a Córdoba y Reus. Fuerza a sus aficionados y suerte a sus dirigentes para poder salvar situaciones extremas. Que pronto abandonéis la UVI.
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