Podría en estas líneas contar aquello no escrito aún sobre
el gol de Cristiano Ronaldo en Turín en la ida de los Cuartos de Final de la
Champions, si es que algo quedase. De la capacidad del Real Madrid para ofrecer
su mejor versión en una competición a la que venera. Quizá de la transformación
que el conjunto blanco experimenta en Europa incluso en temporadas en las que
en las competiciones nacionales bordea el sonrojo. De Isco y de su clase. Del
debate creado en torno a la figura de un futbolista superdotado como él, o
incluso podría contar al lector que en el Madrid no existe la meritocracia, o
quizá sí, depende del prisma que se aplique. Para ello quizá mejor sería conocer
la sincera opinión de jugadores como el propio malagueño, Marco Asensio o Lucas
Vázquez.
Sin embargo, no lo haré. Esta vez me permitiré confesar que para
mí es esta una semana especial. Una semana en la que se habló de Autismo,
porque en ella se encuadró el Día Mundial del Autismo. Pese a que aplaudo la
voluntad con que ese día una gran mayoría de la sociedad se implica e
involucra, con el paso de los días va quedando un poso de insuficiencia. Un
anhelo de continuidad, un profundo deseo orientado hacia la involucración de la
sociedad por la inclusión de los niños que durante toda su vida tendrán
dificultades para integrarse en ella. Sin embargo, la fe mantiene mi esperanza
de un futuro mejor.
Para el Madrid, también fue una semana especial. En ella se
habló de Champions League, esa competición que se presenta infrecuente en el
curso futbolístico. Aquella que no requiere continuidad, y es que la
discontinuidad define la historia reciente merengue. En ella se siente cómodo, en
aquella situación que no exige buenas conductas sostenidas. Una noche de
solidario esfuerzo, todas las virtudes propias elevadas al máximo exponente y
confianza ciega en alcanzar la satisfacción propia con gestos esporádicos. Es
una opción, aunque se corre el riesgo de que termine llegando el poso de
insuficiencia. Un descuido y el castillo de naipes se derrumba. El riesgo está
ahí, aunque hace tiempo que las opciones se redujeron al mínimo exponente.
Ante actuaciones como la de Turín, se plantea una inequívoca
cuestión. La regularidad y la buena conducta sostenida, ¿ofrecería mayor
satisfacción? Sin poder asegurarlo con absoluta certeza, todo hace indicar que
sí. Se podría optar a mayores logros y se podría mejorar el día a día en todos
los estamentos del club, desde la planta noble hasta el último de los
aficionados. Optar a todos los títulos y lograr una estabilidad siempre
anhelada en cualquier ámbito.
Exactamente lo mismo termino creyendo cuando pienso en lo
que la constancia de una sociedad concienciada podría conllevar de beneficio
hacia los niños que conviven con la dura realidad de sus dificultades para
relacionarse con los demás, de comprenderlos y de que los comprendan. Hoy en
día, es uno de cada 67 los niños que nacen con Autismo. ¿Es fácil pensar que no
nos tocará? Por desgracia, a veces, toca. Quizá entre todos podamos conseguir
que si te toca, no sea tan duro como lo es aún en la actualidad. Con
constancia, con solidaridad, con implicación. Con muchos granitos de arena
sostenidos, nunca aislados. La receta del éxito. También en el fútbol, también
para el Real Madrid.
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