Otra guerra más

El pasado 24 de marzo se escribió posiblemente uno de los
peores capítulos de las guerras entre directivos. El conjunto alemán
Rhein-Neckar Löwen tuvo que jugar su partido de octavos de final de la
Champions League ante el Kielce a las 16:00 y su partido de Bundesliga contra
el Kiel a las 18:00.

Ante esta situación me surgen dos preguntas: ¿Cómo hemos
llegado hasta aquí? y ¿Nos hemos vuelto todos locos?

Bien, para explicar el porqué de esta situación hay que
tener en cuenta el nuevo formato de la Champions League, a partir de la
temporada 2020-21 la nueva Champions será una liga regular de doce equipos, es
decir al estilo Euroliga de baloncesto. Con este nuevo formato los equipos y
federaciones de los países balcánicos están muy de acuerdo ya que aumentaría
los partidos exigentes de sus principales equipos, con todo lo que eso conlleva,
más público, mejores derechos de tv, más publicidad… Pero enfrente se sitúan
los equipos franceses, españoles y sobre todo los equipos y la federación
alemana, quienes sin duda serían los mayores perjudicados debido a que su liga
ya es una competición exigente con unos buenos derechos de tv y una grandísima
afluencia de público.

Durante esta temporada ya ha habido varios ˈtiras y aflojasˈ,
el propio Rhein-Neckar Löwen tuvo que jugar la fase de grupos ante el
Barcelona, al día siguiente de haber jugado contra el Leipzig su partido de
Bundesliga, algo que incomodó profundamente a la EHF y decidió que algo así no
volvería a pasar.

Cuando el Rhein-Neckar informó que iba a jugar el partido
ante el Kiel el mismo día que los 1/8 de final, solicitó el cambio de este
último para el domingo 25 de marzo, algo a lo que tanto la EHF como el Kielce
se negaron. Por su parte la EHF dio la posibilidad al Kiel y al Rhein-Neckar de
cambiar el orden sus eliminatorias de 1/8 y renunciar al derecho de jugar la
vuelta en casa, el Kiel aceptó y jugó ante el Pick Szeged el miércoles 21, pero
por su parte el Rhein-Neckar se negó.

¿Cómo solucionó el Rhein-Neckar esta situación? Los Leones
de Mannheim decidieron priorizar su competición doméstica a la Champions  League, en un nuevo pulso a la Federación
Europea. Su directora general, Jennifer Kettemann, había anunciado que
enviarían a su filial a jugar a la Champions, algo que sin duda adulteraría la
competición y haría mucho daño a la propia Champions League.

Finalmente así fue, el equipo «B» se enfrentó al
Kielce y obviamente fue vapuleado por el conjunto polaco perdiendo 41-17,
mientras que su equipo «A» se veía las caras con el Kiel pero también
hincó la rodilla y salió derrotado 27-22, lo que viene siendo salir el tiro por
la culata.

¿De verdad hemos tenido que llegar a esto? ¿Es que nadie
piensa en los jugadores? ¿Así va a ser el balonmano a partir de ahora?  Si la respuesta a esta última pregunta es
afirmativa, PAREN ESTO QUE YO ME BAJO.