Hoy voy a dedicar el artículo al malo de la película, al que
siempre pierde pero nunca gana, a esa figura que corre por la cancha vestido de
corto pero que no juega para ningún equipo. Se le puede llamar colegiado, juez
o como dice Paco Caro «El encargado de poner paz e impartir
justicia». La figura del árbitro, la siempre controvertida profesión de mediar
en los partidos.
Antes de nada, debo
ser honesto y decir que yo he sido el primero en acordarse de los antepasados
de los árbitros en una jugada polémica o que los ha insultado hasta la saciedad
al abandonar el pabellón. Pero también debo decir que los admiro, los admiro
por su valentía, por su paciencia y por no tomar el camino fácil de mandar todo
a la ….. Quien decide ser árbitro no lo hace por dinero, ni por fama, lo hace
por amor a su deporte, ese deporte que es su vida.
Yo mismo he sido árbitro, o al menos lo intenté. Mi
obligación es decir que es complicadísimo pitar, aunque desde la grada todo se
vea perfectamente en la cancha es muy difícil, prácticamente imposible, ver
todo lo que te rodea y pitar absolutamente todo correcto. Día tras día vemos
como cuando un árbitro falla, no pita un 7m que era o no saca dos minutos
cuando por reglamento serían, aficionados y periodistas lo critican hasta hartarse.
Se olvidan de que si su equipo no hubiera fallado tantos goles o hubieran
defendido mejor, hubieran ganado, porque nadie criticamos al árbitro cuando
nuestro equipo gana, solo nos acordamos de él cuando no queremos ver nuestros
propios errores.
Posiblemente ser árbitro de categorías bajas sea una
profesión de riesgo, ya que en nuestras gradas abundan los seres irracionales que
vuelcan sus frustraciones sobre árbitros y rivales. Nuestros árbitros, sobre
todo en categoría base, tienen que
aguantar partido tras partido como padres y madres que se creen Valero Rivera o
Talant Dujshebaev, los insultan y los menosprecian sin importar la imagen que
están dando a sus propios hijos, en algún extremo hasta se han tenido que
suspender partidos por el riesgo que podría correr el árbitro, como ocurrió
hace unas semanas en Zaragoza. Ante esto solo queda que todo el mundo del
deporte se una y diga alto y claro ¡BASTA YA!
Claro que un árbitro falla, claro que toma decisiones
equivocadas, claro que no es perfecto. ¿Pero quién no falla nunca? ¿Hay algún
jugador que nunca haya fallado un
lanzamiento? ¿Hay algún entrenador que siempre acierte en su planteamiento?
Ojalá estas líneas sirvieran para que alguien antes de
insultar al árbitro se lo piense dos veces y se calle, porque aunque no lo crea,
debajo de esa camiseta negra y el silbato, hay una persona.
Sin árbitros no hay balonmano.
You must be logged in to post a comment Login