¿Por qué Asensio no domina todavía?

El otro día
me puse a escuchar música de 2005 y alrededores, de la etapa en la que empecé
la universidad. Nada más arrancar la primera canción se me dibujó una sonrisa:
no por viajar a una época en la que era más joven, sino porque en aquellos años
era todo sueños. En los años que rodean a los 20 se diseñan las últimas
ilusiones antes de salir a la vida real. 

Marco
Asensio está en esa edad: con 22 años, sueña con todo lo que puede llegar a
ser. Las próximas dos o tres temporadas definirán si hay proyecto para verlo
sentado en el podio del Balón de Oro. 

Por el
final de temporada pasada que firmó y por cómo arrancó la actual, algunos
pensábamos que este año tendría un papel protagonista en el equipo. Que iría
cogiendo galones de estrella para cuando toque decir adiós a Cristiano y para
que a nadie se le ocurra decir hola a Neymar. Sin embargo, Asensio, hasta que
salió en los 10 últimos minutos contra el PSG, no subió ningún escalón durante
varios meses. 

Dijo Javier
Calvo cuando recogió el premio Feroz por La llamada que al final todo el mundo
encuentra su sitio. Asensio no ha dado con él todavía. O, mejor dicho, Zidane
no lo ha encontrado para el balear.

El técnico
francés se ha empeñado en colocarlo como extremo en la izquierda, una posición
ideal para centrar con su zurda, pero nefasta para sacar el máximo rendimiento
a su calidad. Puede hacer cosas maravillosas desde ahí, porque es
extraordinario, pero su talento queda encarcelado tan cercano a la línea de
cal. 

Asensio
sería mucho más feliz jugando por el medio o por la derecha, como el primer
Messi antes de que Guardiola engañara a todos y lo colocara de falso nueve en el
Bernabéu allá por el 2009. El balear, con calidad para desbordar y armar la
pierna para el disparo en décimas de segundo, aumentaría su protagonismo y
sería mucho más decisivo. Asensio vive un pisito a la izquierda, y necesita
campo abierto. Después será un coto privado.