Hace prácticamente un mes el Leganés hacia historia. El
conjunto de Garitano eliminaba a su todopoderoso vecino, el Real Madrid, y
accedía por primera vez en su historia a las semifinales de la Copa del Rey. Se
trataba, a simple vista, del colofón a una temporada en la que los pepineros habían
rozado la perfección.
El curso futbolístico del ‘Lega’ se ha convertido en un
espejo, en la proyección de la gran labor desempeñada en todos los estamentos
del club al terreno de juego. Un club modesto que ha sabido exprimir sus
posibilidades al máximo para reinventarse y construir un proyecto modélico. Conociendo
sus virtudes y sus capacidades pero también sus limitaciones, ha logrado
establecer un marco estable y definido cuyo primer gran hito fue el ascenso.
Conseguir instalarse en la élite del fútbol denota aspectos meritorios. Mantener
los méritos en el tiempo, confirma la excelente labor de un club que se codea
con la élite con inusitada naturalidad. Estructura sólida, éxito deportivo y capacidad
organizativa, señas de identidad. La excelente creatividad que demuestra su
equipo de marketing semanalmente se convierte en la exposición de toda una
cultura de club. El mérito es descomunal.
Sin embargo, la proeza alcanzada en Copa parece haberse
convertido en un dardo envenenado. Ese dardo se ha incrustado en el vestuario
pepinero sembrando una especie de maldición que persigue al equipo coincidiendo
precisamente con la gesta copera. Desde el encuentro ante el Espanyol que siguió
a tal efeméride, el equipo no conoce la victoria. El veneno ha desactivado
todas sus cualidades, especialmente la seguridad defensiva, acumulando seis
encuentros sin conocer la victoria. En 5 de ellos no consiguieron mantener la
portería a cero y ha recibido diez tantos en dicho intervalo de tiempo. El
margen de error era alto, el colchón acumulado amplio por lo que el descenso
aún queda lejos, aunque el sueño europeo se aleja, inmolado por el veneno que
ha insuflado un dardo que pareció positivo y que se ha enquistado. Sea como
sea, ya nadie menosprecia al Lega. Todos le respetan. Un respeto labrado a
fuego con trabajo y humildad.
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