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Carta a Bradley Lowery

Hola pequeño héroe,

Hace días que siento la necesidad de
despedirme de ti. A ti, que siento conocerte sin que nos hayamos conocido.

Escribí hace unos meses sobre la
amistad que forjaste con Jermain Defoe
. Supongo que, al ser mamá, me
llevé tu historia a un terreno más personal. Me costó mucho escribir esas
letras, porque no quise firmar un texto sin más, sino sentirlo, como me gusta
hacer. Por ello, estuve paseando detenidamente por tus redes y tu web. Vi
cientos de imágenes. El escenario, una cama de hospital, y el protagonista, tu
cuerpo. Me dolió cada una de ellas porque estabas rodeado de sondas y material
sanitario. Sin embargo, también estabas envuelto del infinito amor de tus
padres. Algo que te acompañará para siempre.

Hoy tu corazón ha dejado de latir. Nos
has recordado que la vida golpea muy fuerte. Que esta maldita enfermedad sigue
entre nosotros. Y que, desgraciadamente, también se lleva a pequeños héroes.

El dolor de la injusticia es
indescriptible. La tristeza del vacío de tu familia, que nos rompe el alma. La
pena de un cielo en el que vuelan ángeles de cortas alas y verdaderas sonrisas.

Has luchado hasta el final, guerrero. Con
una fortaleza inmensa.

Te hiciste un hueco en el corazón de cada
uno de nosotros. Junto a Defoe, mostrasteis el poder del amor humano. El
querer más puro, que nace del impulso.

Tuviste la capacidad de unir los colores
que pintan distintos escudos. De recordar que el fútbol es algo más que una fábrica
de billetes. Que entre las líneas que dibuja un balón y los goles hay mucho más.
Que las gradas se llenan de personas, y que los jugadores se disfrazan de
futbolistas, pero también lo son.

Encontraste en este deporte la mejor
medicina para seguir mirando la vida desde tus hermosos ojos. Sin lugar a
dudas, los pequeños dais grandes lecciones.

Le has dado visibilidad a una enfermedad
que puede amenazarnos a todos, sin excepciones. Al cáncer infantil, al
sufrimiento de las familias. Y nos has llenado de fuerza y esperanza para
seguir creyendo que algún día le vamos a noquear, ganando este combate.

Gracias por tu legado, Bradley.
Por hacernos memoria de las cosas verdaderamente importantes y sugerirnos
detener ese tiempo que pasa tan veloz, para reflexionar y tomar aliento. A
prestar atención a lo significativo.

Te agradezco también que nos recuerdes lo
afortunados que somos. Que hoy hagas que todos regresemos a casa y miremos
desde la gratitud todo aquello que poseemos de valor incalculable.

Por invitarnos a escuchar nuestra canción
favorita, dar un beso sin prisas, leer un libro que teníamos pendiente, o ver
un vídeo con los goles que más nos hicieron vibrar. En definitiva, a disfrutar
de la vida.

Gracias por enamorarnos con tu gesto
risueño y tu aniñada transparencia.

Deseo que en las alturas puedas dar todos
los saltos que la vida no te permitió. Que marques muchos goles con tu camiseta
del Sunderland. Que juegues a caballeros y dragones. Que te escondas en
castillos y conquistes a princesas. Que comas helados y tu preciosa sonrisa se
ensucie de chocolate.

Que el sonido de las lágrimas se tape con
tus carcajadas.

El mundo del fútbol jamás te olvidará.
Formas parte de él. Siempre recordaremos los momentos de ternura que nos has
brindado a través de este deporte que, a ti, también te apasionaba. En él, se
viven miles de emociones y se forjan historias tan poderosas como la de tu
legado.

El cielo ha ganado un ángel. Seguro que
podrás sentarte junto a las estrellas para darles tu luz. Y soñar cada noche en
una nube de algodón.

¡Hasta la próxima, pequeño héroe! Siempre
estarás en nuestros corazones.

Editora en SpheraSports. Especialista en Scouting y análisis de juego por MBPSchool. Sport Social Media. Eventos Deportivos

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