La noche del 21 de noviembre fue especial en Sevilla. El fútbol y lo humano se dieron la mano. Nunca antes una remontada de tanto calibre tuvo tanto sentido, y tan poco. Fue especial. Jamás pudimos pensar que uno de los partidos más épicos que se recuerdan en el viejo continente, fuese lo menos importante para todos. Aunque yo me niego a pensar que no tuviera cierta dosis de importancia. Lo que sucedió en el Ramón Sánchez-Pizjuán bajo un cielo plagado de estrellas, fue algo inédito. Algo asombroso. Algo mágico.
Son las 9 y media de la noche y en la redacción de Sphera Sports ya se hablaba de una posible portada. Los primeros 45 minutos del Liverpool, arrasando en un campo que llevaba un año sin ser asaltado, era lo más impactante del día. Pero en el descanso, las paredes del vestuario del coliseo hispalense serían testigos de algo asombroso. Nadie lo oímos, pero la segunda parte que realizó el Sevilla Fútbol Club nos revelaba que aquellos 15 minutos de pausa, fueron diferentes. Y tan diferente. Enfrente, un pentacampeón de Europa incapaz de aguantar la avalancha de un equipo con el orgullo tocado. En la redacción ya hablábamos de un ‘si al final empata…’.
El arrebato sevillista en los últimos 45 minutos no fue producto de la casualidad. El ‘dicen que nunca se rinde’ nos salió a todos. Un titular evidente que resume lo que significa el Sevilla, la ciudad, el sentir de una afición, lo sucedido en una noche única y sin saberlo, el mensaje que Eduardo Berizzo debe recordar cada día. No, no lo sabíamos. Cuando elegimos cómo sería la portada, no sabíamos lo que pronto se encargarían de filtrar con tan poca humanidad -no todo vale-. Rafa, nuestro diseñador, eligió la foto sin saber que Berizzo estaba en el centro de ella. Borja lanzó el titular como pudimos haberlo hecho cualquiera, sin tener ni idea de que aquellas palabras significarían mucho más de lo que en un principio quiso. Cuando acabó el partido leí a Abel Rojas: ‘Qué importante es para Berizzo que el Sevilla viva noches así con él al mando. Impregnarse de este espíritu es indispensable en este club’. El Toto ya conocía el significado del ‘dicen que nunca se rinde’.
El cabrón fue a visitar al entrenador del Sevilla. La afición salía de Nervión frotándose los ojos -llorosos-, siendo conscientes que acababan de presenciar una de las noches más bonitas de la historia hispalense. Poco después, al llegar a casa, los ojos ya no aguantaban más. Las lágrimas eran incontenibles y si era difícil de creer lo que se acababa de vivir en el Ramón Sánchez-Pizjuán, más difícil era admitir el rumor que circulaba. Eduardo Berizzo tiene cáncer. No. Desafortunadamente, no era solo un rumor. Me quedé sin palabras y solo miraba la portada que poco antes habíamos publicado en Sphera Sports. ‘Dicen que nunca se rinde’. Una imagen plagada de futbolistas con una sonrisa que dibujaban el éxtasis. En medio, el Toto. Lo busqué, y lo encontré. Allí estaba, entre todos los suyos. Y abajo el lema: ‘dicen que nunca se rinde’.
Quizás sea el destino. Una portada que nació tras una remontada casi inexplicable. Pero todo sucedió por algo. El fútbol y lo humano se dieron la mano para hacer de una noche mágica, eterna. En Sphera Sports -un equipo que lucha para que uno de los nuestros gane su particular partido al cabrón-, fuimos testigo. Un himno hecho desde el corazón que enamoró a todo el mundo y que ahora más que nunca, toma sentido. Un arrebato de amor convertido en un mensaje de ánimo. Una verdad absoluta. ‘Dicen que nunca se rinde’.
Aguante Toto. Fuerza Juanma.
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