La marcha de Pepe en verano fue uno de los episodios clave del verano en el Real Madrid. Su no renovación, menos mediática que las millonarias salidas de James y Morata, dejó un hueco en la zaga después de una década en el club, en los se había erigido como puntal defensivo. Especialmente en los últimos años, la veteranía de Pepe había dotado a la defensa de empaque y corrección, contrapuesta a la espectacularidad de Sergio Ramos. Su sustituto, uno de los mayores talentos del fútbol español: Jesús Vallejo.
En un difícil momento para el Real Madrid, con la cabeza de la Liga a ocho puntos de distancia y muchas dudas en Champions League tras la sonora derrota en Wembley, la defensa ha sido una de las grandes señaladas. Sergio Ramos está muy lejos de su mejor nivel, Varane sigue sufriendo continuas lesiones y Nacho Fernández no abarca con su polivalencia para cubrir los numerosos agujeros defensivos que provocan el bajo nivel defensivo de Marcelo estos meses, la dolencia de Carvajal y la bisoñez de Achraf.
La frescura de jugadores como Vallejo es necesaria en este contexto. El joven defensor aragonés debutó notablemente en la victoria contra Las Palmas: defensivamente, impecable; con el balón, raro en él, con más dudas en su estreno en el Bernabéu. Nervios que le llevaron a realizar algunas intervenciones extrañas, pero eficaces. Un cierto miedo escénico ante su nuevo y exigente público que la experiencia neutralizará.
Esta no será la temporada de Vallejo, hay que tenerlo en cuenta. Adaptarse a un club como el Real Madrid requiere tiempos de integración, paciencia, empaque que todavía le falta en un equipo de máxima exigencia. Pero ya ha comenzado el Proyecto Vallejo: convertir la promesa de uno de los mejores centrales del futuro en la realidad que se vislumbra, la de un zaguero serio, inteligente, elegante, contundente, dominador.
Su corta experiencia, a otro nivel, avala el optimismo sobre su capacidad para quemar etapas. Con 17 años saltó directamente del juvenil al primer equipo del Real Zaragoza, el equipo de su ciudad; apenas superada la mayoría de edad ya lucía el brazalete de capitán con el escudo de Aragón, un símbolo para quien llevaba desde los 10 años en el club. El Real Madrid le fichó en 2015 y le dejó un año curtiéndose en Segunda y otro en la Bundesliga, donde se convirtió en una de las revelaciones del campeonato alemán con el Eintracht. Levantó como capitán un Europeo Sub19 con España y en el Europeo Sub21 se mostró como el hombre más maduro -junto a Saúl, ya asentado en la élite- de la selección.
Así, aquel chaval del instituto Goya se convirtió en la mayor aparición del fútbol aragonés en la última década, junto a Ander Herrera -ahora en el Manchester United-. De talante calmado y perfil bajo, lejos de los excesos que caracterizan el ascenso meteórico de muchos jóvenes talentos, posee la actitud las virtudes ideales para triunfar. Su liderazgo tranquilo es el camino para alcanzar el objetivo del Proyecto Vallejo: dirigir la zaga del Real Madrid durante bastante tiempo.
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