Se habló tanto de su suerte y de su don para gestionar egos como se criticaron sus decisiones tácticas y sus guiños al palco en las alineaciones. Los números, sin embargo, dan la razón a Zinedine Zidane.
El francés celebró hoy su primera Liga española de fútbol como entrenador del Real Madrid, un equipo al que agarró el 4 de enero de 2016 cerca del colapso tras la destitución de Rafa Benítez. Diecisiete meses después, el ex futbolista no sólo apagó el incendio sino que celebró una Liga de Campeones, una Liga española, una Supercopa de Europa y un Mundial de clubes. Y el 3 de junio podría festejar su segunda Champions consecutiva.
Una trayectoria difícil de adivinar cuando le dieron el timón del equipo. «Yo sí lo esperaba. Está consiguiendo algo que casi no ha logrado nadie a nivel estadístico y de resultados», señaló recientemente el capitán del Real Madrid, Sergio Ramos, cuando le preguntaron por el camino recorrido por su técnico. «Estamos muy contentos de que el míster dirija el barco y los resultados están saliendo».
Desde que Zidane asumió como entrenador del primer equipo, el Real Madrid jugó 86 partidos, de los que ganó 65, empató 14 y perdió siete. Además, lleva 64 encuentros seguidos marcando gol, una racha que tiene su primer capítulo hace más de un año, el 30 de abril de 2016.
No obstante, hay varios triunfos que no aparecen en las estadísticas. Y es que el galo consiguió algo que parecía imposible: convencer al portugués Cristiano Ronaldo, un futbolista obsesionado con devorar todos los récords posibles, para que descansara varios partidos a lo largo de la temporada con el objetivo de llegar en plena forma al tramo decisivo. Los números del portugués -marcó 14 goles en los últimos nueve encuentros que jugó- hablan por sí solos.
La otra gran victoria de Zidane es haber alcanzado las semanas más importantes del año con 20 futbolistas en plena forma. Cierto es que tiene un equipo titular dibujado en la cabeza, pero repartió minutos sin miramientos entre sus jugadores. Y todos, sin excepción ninguna, entraron en las rotaciones.
«En otros clubes, los suplentes no juegan ni un minuto o sólo cuando los necesita el entrenador. Conmigo, no. Para mí, todos son importantes y lo estoy demostrando a la plantilla«, recordó Zidane hace un mes, cuando entregó la batuta de la Liga a los menos habituales y estos respondieron con triunfos, goles y buen fútbol.
El francés tiene buena parte de la culpa de que media Europa tenga los ojos puestos en el banquillo del Real Madrid. Ahí se sientan normalmente jugadores como Álvaro Morata, James Rodríguez, Marco Asensio, Lucas Vázquez o Mateo Kovacic.
Dueño de un fútbol exquisito en su época de jugador, Zidane defendió la camiseta del Real Madrid en cinco temporadas, entre 2001 y 2006, y ganó una Champions y una Liga. Era la época del Real Madrid de los galácticos, aquel de los Ronaldo, Luis Figo, Raúl, David Beckham o Roberto Carlos.
Después de colgar las botas, Zidane se formó como técnico y en la temporada 2013-2014 fue asistente de Carlo Ancelotti en el Real Madrid. Al año siguiente tomó las riendas del equipo B, con estadísticas más pobres que brillantes.
Y su nombre fue el que eligió el presidente del Real Madrid para sustituir en enero de 2016 a Rafa Benítez, enfrentado a varios pesos pesados del vestuario. El club blanco estaba en llamas, pero Zidane, desde su perfil bajo, construyó desde entonces un equipo de fe inquebrantable que hoy encontró premio en Málaga.