Cristiano Ronaldo se presentó en el Santiago Bernabéu en el verano de 2009 con el 9 a la espalda, pero nunca antes como esta temporada había hecho honor al dorsal que ya no lleva. No es que el portugués esté marcando más goles que nunca (de hecho, es el año que menos lleva), pero los mete de otra manera: de delantero centro.
A la vez que Messi está llevando su estilo de juego hacia atrás, reconvirtiéndose en un organizador todoterreno, Cristiano Ronaldo avanza hacia la posición de nueve. Ahí explota sus virtudes como rematador. Dicen que no le gusta jugar ahí, que no se encuentra cómodo fijando a los centrales… Cuando vea el vídeo de sus cinco goles al Bayern es probable que cambie de opinión. A pesar de estar vigilado, Cristiano protagoniza la fiesta sorpresa.
Cristiano Ronaldo ya vistió el dorsal 9 en su primer año en Madrid | GERARD JULIEN/AFP/Getty Images
Ésa es la primera parte del trabajo: llegar al balón. La segunda es rematarlo, al primer toque o después del control. Y ahí Cristiano no tiene competencia. No hay delantero centro ahora mismo en el mundo que tenga su efectividad en ese tipo de remates. Hugo Sánchez fue pichichi en el año 90 con 38 goles marcados al primer toque, ahí tiene un desafío Cristiano.
Algo ha cambiado en el 7 esta temporada, lo reconoció él mismo hace una semana. Ha pactado con Zidane dofisicarse, llegar más fresco a final de temporada y estar a punto para marcar los goles importantes, como los cinco que le ha marcado al Bayern en los cuartos de la Champions. El futuro de Cristiano apunta a vivir dentro del área, acomodar a todo balón que pase por allí y cambiar cantidad por calidad, menos goles en partidos instrascendentes y más en noches de estrellas. El mejor escaparate para su quinto Balón de Oro.