Uno de los mayores incendios que tuvo Benítez en el Real Madrid vino provocado por no poner a James. Llegó Zidane y se atrevió a poner a Casemiro y dejar en el banquillo al colombiano y a Isco. El francés tenía autoridad sobre el grupo, que daba por buenas las decisiones que maldecía cuando las tomaba Benítez en idéntico sentido. Eso hacía pensar que a Zidane no le iba a temblar el pulso con nadie, que podría sentar a cualquiera… Mentira. Más aún si la BBC está por medio.
El técnico blanco ya ha dejado claro en más de una ocasión que «si los tres de arriba están bien, jugarán». Entiéndase esa expresión como «si no hay un parte médico», no como estado de forma. Es decir, que el equipo pierde aportaciones regulares de jugadores como Morata, Lucas, Asensio… Sólo ante lesiones o en la segunda parte podrán sustituir a una de las letras de la BBC. Y normalmente Zidane sólo se atreve con Benzema, no vaya a ser que los extremos le hagan un sándwich de enojo.
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Un entrenador no busca justicia, sino el máximo rendimiento de los recursos que tiene a su disposición. Quizás si busca lo segundo mirando al banquillo acabe encontrando lo primero. ¿Hay alguien que no piense que Morata merece más oportunidades de las que ha tenido esta temporada? ¿Hará falta que Asensio se marche para saber si va para crack mundial? ¿Acaso no ha cumplido Lucas cada vez que ha salido y podría servir para reservar a Cristiano y Bale en partidos como el del Alavés en casa?
Precisamente, en el encuentro frente a los vitorianos, el galés y el portugués parecían más pendientes de lo que viene que de lo que tenían ante sus ojos. Si esos minutos los cogen Morata, Asensio y Lucas, no haría falta cortar el césped en un mes, se lo abrían comido.