Corría el verano de 2015. El Almería, recién descendido a Segunda, se armaba con una plantilla confeccionada, a priori, para que su paso por la categoría de plata resultase efímero. Alfonso García, presidente de la UD, tras superar la inmensa decepción provocada por la pérdida de categoría, se cargaba de ilusión nuevamente para incorporar a su plantilla aquellos jugadores que estimaba le ofrecerían la posibilidad del retorno inmediato. La ilusión tuvo escaso recorrido. La temporada se tornó decepcionante, tal fue así que hasta cuatro entrenadores ocuparon el banquillo del conjunto almeriense hasta que, a pocas jornadas del final, Fernando Soriano colgara las botas para hacerse cargo de la nave rojiblanca para, no sin sufrimiento, conseguir la salvación en la última jornada del campeonato.
En pocas jornadas, aquel que se ganó el cariño de todos como jugador en su dilatada trayectoria en el terreno de juego, se había ganado la oportunidad de demostrar su posible valía como entrenador. Así lo entendió el club, que dejó en manos del maño la dirección del vestuario para un nuevo asalto al ascenso. Sin embargo, los retoques en la plantilla fueron mínimos, y su idoneidad, cuestionable. Así afrontó Soriano la difícil misión de aspirar a lo máximo en la categoría. Se podrían destacar varios factores para explicar la decepcionante marcha del equipo: ausencia de bloque, división en el vestuario, ausencia de un goleador destacado, proyecto irregular… sin establecer un orden, éstos y otros factores, unidos quizá a la falta de experiencia de Soriano en los banquillos y su incapacidad para enderezar el rumbo o para gestionar el vestuario, han desembocado en la situación actual. La inusual paciencia de Alfonso con Soriano llegó a su fin, mas la decisión se antoja excesivamente tardía.
Motivos sobran para tal afirmación. Tras aquella decisión, que el propio presidente reconoció ser una de las más duras en su vida deportiva, la intención del club, hecha pública por el mismo mandatario, sería que el nuevo inquilino del banquillo cumpliera con los siguientes requisitos: experiencia, conocimiento de la categoría y de la plantilla. Si la destitución se antojaba tardía, la declaración de intenciones resultó precipitada. Agravada la situación con una afirmación que demostró ser tan sincera como temeraria del propio dirigente: «no negocio con nadie mientras tenga a un entrenador en el cargo». La consecuencia lógica, la decisión ‘obligada’ de poner el equipo en manos del entrenador del filial, ante la negativa inicial de los candidatos al banquillo que cumplían las premisas exigidas para ocupar el cargo vacante.
Para un entrenador de experiencia, conocimiento y prestigio, pese a encontrarse sin trabajo, puede resultar arriesgado aceptar un reto de extrema dificultad y escaso margen temporal. Así, Fran Fernández ha debido agotar el plazo de interinidad, de quince días. Un plazo en el que, por cierto, ha conseguido la primera victoria del equipo a domicilio en toda la temporada y ha logrado ‘salvar’ el envite con cuatro puntos sobre seis posibles, rendimiento excelente de no ser porque pese a ello, el equipo continúa a cuatro puntos de la salvación.
Con los números en la mano, Fran, hombre de la casa, podría haberse ganado la oportunidad de continuar en el cargo. La delicada situación en la tabla y las terribles consecuencias que provocaría un descenso de categoría, han llevado a Raúl Lozano, recién aterrizado como Director Deportivo, a decidir que se debe proteger a Fran Fernández y su trayectoria de un desafío de tal magnitud. Y así, tras varias negativas externas y descartes propios entre los innumerables candidatos a levantar al equipo de una situación delicada como la actual, llega al mando del Almería Ramis.
Luis Miguel Ramis. Su experiencia como jugador está fuera de toda duda. Tanto en Primera como en Segunda División, pone guinda a su trayectoria como jugador a través de sus títulos. Campeón de Copa y Supercopa con el Madrid, también logra el título de Liga con el Deportivo de la Coruña. Cuando hablamos del mismo aspecto en los banquillos, el recorrido se acorta. Como primer entrenador, ha dirigido al Juvenil del Real Madrid una temporada y al filial madridista en 2ªB en la segunda parte de la temporada pasada, siendo el sustituto de Zidane cuando éste pasó al primer equipo. Pese a que su papel con el filial en Liga fue bastante satisfactorio, caería eliminado en Semifinales del Playoff de Ascenso ante el UCAM Murcia, a un sólo paso del ascenso.
En cualquier caso, Ramis llega a la capital almeriense cargado de ilusión, repleto de ideas futbolísticas, convencido de poder extraer el rendimiento necesario de la plantilla actual para lograr el objetivo de la permanencia. Un desafío idóneo para alguien que aspira a ascender escalones como entrenador, una oportunidad única para demostrar su capacidad pese a su escasa práctica en los banquillos. Ramis será desde la próxima jornada el encargado de devolver la esperanza de salvación a un club, el Almería, que de escapar de nuevo de una situación límite, debería reflexionar y analizar profundamente, para tratar de construir un proyecto y un bloque. Uno que esté, por fin, a la altura de un club y una afición que anhelan volver a disfrutar viendo jugar a su equipo cada semana.
Imágenes | udalmeriasad.com
Vocación de periodista. Pasión por el fútbol, especialmente Segunda División Española. Escribo en @SpheraSports.
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