Una pésima Italia se rinde ante la fábula de los 'ticos'

Enrique JULIÁN GÓMEZ – Costa Rica ante la historia. El pequeño país centroamericano llegaba al Mundial bajo la indiferencia del gran público. Encuadrada en el considerado 'grupo de la muerte', no era más que una comparsa, una china en el camino de los tres campeones del mundo que la acompañaban en el Grupo C. Y nada más lejos de la realidad. La belleza de un campeonato del mundo radica en que no siempre son los nombres y la fama quienes triunfan, sino los equipos y el trabajo bien hecho. Y desde la base, y en constante evolución desde hace unos años, Costa Rica es ejemplo de ello.

En ese grupo en el cual partían como la cenicienta, los 'ticos' han sido el primer equipo en clasificarse. Con pleno de puntos. En el debut fue Uruguay quien se arrodilló ante su determinación en una segunda parte para enmarcar. Hoy, una Italia pésima fue la justa víctima de Costa Rica. Emulando a los héroes de 1990, que, tras vencer a Suecia y Escocia y perder por la mínima con Brasil, se clasificaron para octavos de final en su debut, se reencuentran con la fase decisiva del Mundial, y un cruce que no hace descabellado pensar en los cuartos. No obstante, escalón a escalón, como ha crecido esta selección.

El seleccionador Pinto apostó de manera lógica por los mismos 'once' que ya vapulearon hace unos días a Uruguay. Defensa asentada de cinco hombres, Tejada y Borges en el eje, con Ruiz, Bolaños y Campbell con libertad y espacio por delante. Italia, tras su positivo debut contra Inglaterra, cambió la defensa -dentro Abate, fuera Paletta, Darmian a banda cambiada y Chiellini al centro- e introdujo a Motta por Verratti. Sin embargo, el problema de Italia nunca pareció derivado de estas modificaciones, que justificaran el descenso abismal de rendimiento, sino un tema de base, estructural.

Salvando unos minutos mediada la primera mitad, cuando Balotelli marró dos oportunidades manifiestas y Pirlo consiguió respirar y buscar la espalda de la defensa rival, Italia fue incapaz de verticalizar. La posesión ineficaz, lenta y horizontal -y ni eso en bastantes fases del encuentro- nunca encontró el modo de abrir el inteligente cerrojo de Costa Rica. Ni Marchisio ni Candreva, encargados junto a Balotelli de alargar el equipo, realizaron su labor, acomodándose en la pasividad y el nulo movimiento del resto del equipo. Ideas fundidas bajo el calor del mediodía de Recife.

Pero el clima no es excusa aceptable, y sí la excelente labor del equipo centroamericano. La defensa, liderada por un imperial Giancarlo Gonzélez en el centro y resguardado por el seguro Keylor Navas, funcionó a la perfección. Adelantada pero atenta, tomó los riesgos necesarios y calculados para desesperar a la azzurra, que veía como sus futbolistas caían una y otra vez en fuera de juego. La medular hizo el trabajo que no hizo Inglaterra en el primer partido, y Pirlo se encontró incómodo, obligado a juntarse con De Rossi y limitando las opciones ofensivas de Italia. Nerviosos, los futbolistas italianos eran incapaces de realizar siquiera controles decentes.

La autopista generadora que se vio en la banda derecha italiana en el debut no fue tal, esta vez con Abate siempre limitado y Candreva haciendo de la imprecisión un arte. La libertad absoluta en ese flanco fue para el carrilero costarricense Junior Diaz. Y así llegó el único gol del encuentro poco antes del descanso. Centro desde la zurda de Diaz, con todo el tiempo del mundo, fuerte y preciso; Chiellini -que ya había cometido varios fallos antes, incluido uno que provocó un penalty no señalado poco antes- no llega, Darmian no cierra y el capitán Bryan Ruiz, que por lo demás jugó un partido discreto, cabecea a placer, balón al larguero, sobrepasa la línea y vuelve a salir. Pero gol. Y victoria.

Con el resultado, el juego y la lógica a favor, Costa Rica no cambió nada en la segunda mitad. Ni falta que hacía. Prandelli trató de dar entrada desde el banquillo al desequilibrio, la magia y la imprevisibilidad que habían brillado por su ausencia. Y que tampoco harían acto de presencia con la entrada de Cassano, Insigne y Cerci. Sin patrón, sin rupturas, sin imaginación, sin alma, sin estilo. Un juego de niños para Costa Rica, que defendió sin inmutarse, tocaba ante los 'olés' del público, electrizaba con un activo Bolaños y se protegía en campo contrario con un trabajador Joel Campbell.

Ante equipos menores y defensas cerradas, el 'pseudo-tiki-taka', si se permite semejante expresión, que pretende imponer Prandelli nunca ha funcionado. Sin embargo, cuando Italia se juega la vida, y tira más de carácter que de un estilo a medio construir, puede carburar. Ya lo hizo en la Eurocopa, lo hizo contra Inglaterra en medio de las críticas. El partido contra Uruguay será una final -en la que vale el empate- por pasar a octavos de final. E Italia puede resurgir de sus cenizas una vez más -como en tantas otras fases de grupos de antaño- y seguir adelante. Mientras tanto, Costa Rica disfruta de su fábula, de su Mundial, de una historia que contar. Y que escribir.

FICHA TÉCNICA

.:: Estadio: Arena Pernambuco (Recife): 40.285 espectadores
.:: Árbitro: Enrique Osses (Chile)

.:: ITALIA
Buffon (6); Abate (4), Barzagli (6), Chiellini (4), Darmian (5); De Rossi (6), Pirlo (6), Motta (5); Marchisio (5), Candreva (4), Balotelli (6).
Suplentes: Cassano (5), Insigne (4), Cerci (5)

.:: COSTA RICA
Keylor Navas (7); Gamboa (6), Duarte (7), González (8), Umaña (7), Junior Díaz (8); Borges (8), Tejeda (7); Bryan Ruiz (6), Bolaños (7), Campbell (7)
Suplentes: Cubero (6), Ureña (6), Brenes (s.c.)

MVP según FIFA (jugador Sportium): BRYAN RUIZ

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