Qué ilusos. Si solo fuera un simple deporte no crearía esa adicción en quien lo practica. Es nuestra droga, la necesitamos para sentirnos vivos. Y como todas las drogas, acabas dejando todo por ello. Abandonamos todo lo que conforma nuestra vida para poder estar en este mundo, donde nuestro dios es la pelota.
Pasan los años y la adicción aumenta, cada vez hay menos cosas que pueda hacer frente a lo que te hace sentir la adrenalina de este deporte. Y si eso fuera poco, le sumas el amor y la pasión.
Empiezas a consumir esta droga desde tan pequeño, que cuando te das cuenta es imposible dejarlo. Acabas pensando en el futbol 24/7. Ocupa tu mente en cada momento, y no puedes frenarlo. Te rindes al amor que sientes por él, y acabas asumiendo que formará parte de tu vida por siempre. Porque pocas cosas te hacen sentir tanto en tan poco tiempo. 90’ sobran para pasar por un sin fin de sentimientos como euforia, odio, éxtasis, frustración, comprensión, amor…
Te hace vibrar de tal manera, a tal intensidad, que es imposible no dudar de si algo o alguien alguna vez llegará a hacerte sentir lo mismo. Y sin querer te enseña de qué va la vida, de qué va eso de sentir, de qué va eso de que se te acelere el corazón, de que la ilusión que te hace sentir te haga funcionar como la gasolina a los coches. Sin eso no seriamos capaces de sobreponernos a muchas situaciones que te superan como persona. Pero ahí está el fútbol para salvarnos. Nuestro salvavidas, Nuestro paracaídas.
Y ahora os planteo, ¿no habéis escuchado muchas veces eso de que en tu vida conocerás varios amores? Yo siempre he creído que hablaban de personas, pero hoy sé que el fútbol siempre será uno de los amores más grandes de mi vida.
Imagen de cabecera: @maripaz_vilas
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