Tantas veces me das y otras me quitas. Pero aquí sigo a pie de cañón cada temporada enganchada a tu forma de vida. Enganchada a esa adrenalina de cada fin de semana, a esa tensión, a esos nervios antes del partido, a esa sensación de euforia después de haber ganado los tres puntos del partido o esa tristeza e impotencia después de perder por el camino algún punto. Aunque muchas veces me quites, siempre me terminas dando, porque aquí sigo un año más eligiéndote a ti. Y quizás, tú que lees estas líneas sabes de lo que hablo. Alguna que otra vez, también pensé en abandonarte, no te lo voy a negar. Quizás por haber sufrido más de lo que debería, pero hay cosas que tenemos que saber que no podemos controlar. Y ante eso, no podemos hacer nada.
El fútbol es más que un deporte, el fútbol es más que dos equipos dándole patadas a un balón. El fútbol es mucho más que eso. El fútbol es un cóctel de emociones que a veces no se puede explicar con palabras. El fútbol es aquel sueño que tuve de niña y que pude hacer realidad. Aquella niña que jugaba en el patio del recreo con todos los niños, aquella niña a la que alguna que otra vez insultaron por practicar un deporte en el que en aquel entonces era el ‘deporte rey’ de hombres. Suerte que todo esto está cambiando, que cada vez son más las niños que tienen como referentes a nuestras estrellas del fútbol español, sin ir más lejos a nuestra dos veces balón de oro, Alexia Putellas. Y eso me alegra. Me alegra ver los pasos que el fútbol femenino ha dado y cómo ha evolucionado en los últimos años. Y aunque aún quede mucho por recorrer, cada paso dado nos hace estar más cerca de la meta.
Querido fútbol: sé que no me quedan muchos años, que algún día tendré que dejarte, colgar los guantes y las botas y pasar a disfrutarte de otra manera. Y aunque no deseo que ese momento llegue, soy consciente de que nada es eterno. Te seguiré disfrutando cada domingo, cada entrenamiento, cada partido, como si fuera el último. Déjame seguir disfrutándote por un tiempo más.
Imagen de cabecera: @RacingFemenino