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Zona Mixta: El miedo a los cambios

Hoy quiero hablar acerca de las decisiones que conllevan cambios significativos en nuestras carreras deportivas y en nuestras vidas.

Cualquier cambio de por sí genera incertidumbre, dudas… en definitiva: miedo. Pero no es más que el miedo a equivocarnos, miedo a tomar la decisión errónea y que las consecuencias sean peores que el punto de partida que nos lleva a tomar la decisión.

De hecho, el miedo es un factor limitante en la vida de una persona, por no decir el que más. Y me atrevería a decir que el miedo a equivocarnos está en el pódium de los miedos.

El miedo a escoger y fallar. Este miedo puede provocar nuestro apalancamiento, el decidir que “mejor malo conocido que bueno por conocer”. Es el miedo que nos impide arriesgarnos a tomar decisiones que conlleven grandes cambios en nuestras vidas. Porque, aunque puede salir bien, el miedo a que salga mal nos paraliza. Y a veces no vemos que de cualquier situación o circunstancia se puede sacar algo bueno. Cierto es que tras cada decisión que tomamos está la posibilidad de fallar. También la posibilidad de que salga bien.

Cuando sentimos que no estamos en el sitio que deberíamos estar, cuando no nos sentimos plenas en el día a día, cuando el precio a pagar no está valiendo la pena… Cuando esto ocurre, debemos actuar. Debemos tomar partido y decidir. Buscar una salida, otro camino. Porque cuando la vida se complica, decidir es clave. Aunque en más de una ocasión habríamos dado cualquier cosa por tener una brújula que nos indicara la dirección correcta y así asegurarnos que tomamos la decisión adecuada.

El miedo siempre va a estar ahí, de una manera u otra. Por lo que esperar a dejar de sentir miedo para poder actuar no es una opción. De hecho, debemos permitirnos sentir miedo tanto como no dejar que la cobardía gane la partida.

Si no damos ningún paso, si nos quedamos en estático, jamás provocaremos un cambio. Y sí, los cambios a veces pueden dar vértigo, porque podemos equivocarnos. Pero tras cada error hay un aprendizaje, una lección que nos hará crecer personalmente. De manera que decidir siempre nos aporta algo valioso.

¿Y si la decisión que tomamos nos lleva a un lugar mejor? Cuando digo mejor me refiero a un lugar acorde con nuestros valores, que nos aporte equilibrio en lo emocional, paz interior, que nos genere ilusión, que nos rete, un lugar que nos haga querer sacar lo mejor que llevamos dentro, que nos permita crecer en lo profesional y en lo personal, un lugar donde sintamos que aportamos valor, un lugar donde podamos sentirnos plenas.

Todo esto puede estar detrás de una decisión. Por ello, aunque pueda ser una mínima posibilidad, coger aire y caminar hacia el cambio siempre valdrá la pena.

Imagen de cabecera: @SDEibar

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