Con apenas once meses de carrera como entrenador de élite, el francés Zinedine Zidane está a las puertas de igualar los 34 partidos sin perder que acumuló el Real Madrid en la temporada 1988-89, un argumento que permite hablar del equipo blanco más sólido en tres décadas. La oportunidad será ante el Borussia Dortmund en un partido que además servirá para dirimir qué equipo queda como primero de grupo en la Liga de Campeones, un objetivo que el Real Madrid cumplirá sólo si obtiene la victoria.
Después, y dependiendo del resultado, se podrá hablar del récord y recordar qué hizo Zidane desde enero, cuando asumió las riendas de un equipo que viajaba la deriva de la mano de Rafa Benítez y que acabó convirtiéndose en campeón de Europa. La última derrota del Real Madrid se remonta al 6 de abril, cuando cayó 2-0 ante el Wolfsburgo en los cuartos de final de la máxima competición continental, un resultado que volteó en la vuelta al ganar 3-0 con un hat-trick de Cristiano Ronaldo.
Durante todo este tiempo, el conjunto de Zidane vivió en el alambre y salvó su racha con partidos buenos, actuaciones peores, dosis de fortuna y goles agónicos. Como en el partido del Camp Nou, cuando el Real Madrid empató 1-1 en el descuento ante el Barcelona con un tanto de Sergio Ramos, un futbolista que ha convertido los milagros en rutina. «Este equipo tiene corazón», dijo Zidane para explicar el resultado del Camp Nou. Sus detractores lo llaman suerte.
Si bien su juego todavía no seduce, principalmente por su irregularidad, de lo que sí se puede hablar es de un Real Madrid sólido. Tiene una enorme pegada, una defensa que responde y, sobre todo, una enorme capacidad para resistirse a la derrota. Ni siquiera sus numerosas e importantes bajas le impidieron seguir sumando triunfos, lo que habla de un plantel implicado. Todos sus jugadores están sumando.
Los tiempos cambiaron profundamente desde aquella temporada 1988-89 en la que el Real Madrid forjó su anterior racha sin perder. Entonces era un equipo entrenado por el holandés Leo Beenhakker que contaba con la llamada ‘Quinta del Buitre’ en su máximo esplendor. Era un Real Madrid lleno de jugadores nacionales –Emilio Butragueño, Rafael Martín Vázquez, Míchel o Manolo Sanchís– porque sólo se permitían dos futbolistas extranjeros. Faltaban siete años para que la Ley Bosman propiciara un terremoto.
Entonces uno de los secretos era acertar con la elección de los futbolistas extranjeros -dos por equipo- y el Real Madrid consiguió reunir a dos futbolistas imponentes, como eran el mexicano Hugo Sánchez y el alemán Bernd Schuster. Entre todos ellos fabricaron un equipo de época que, sin embargo, no consiguió ganar una Copa de Europa. No sería hasta 1998, diez años más tarde, cuando el Real Madrid conquistaría la ‘Séptima’.
Menos de medio año le bastó a Zidane para ganar una Liga de Campeones y once meses para construir una racha que lo sitúa en las puertas de la historia. A falta de conseguir un Real Madrid excelente, sí se puede decir que es lo suficientemente sólido para alimentar unas cifras impresionantes y ofrecer una temible fiabilidad. El Real Madrid encontró en Zidane un entrenador que es ídolo para su hinchada y al que sí respeta su presidente, Florentino Pérez, cuyo pulso para despedir técnicos parece estabilizado.