Todo es cuestión de perspectiva en la vida. 100 días pueden ser muchos si hablamos del tiempo que queda para que lleguen las vacaciones. Son muchos días sin tomarte un buen copazo y sobre todo, son muchos días sin Champions (han sido algunos días menos pero se ha hecho igual de largo). En cambio, 100 días podrían ser pocos si hablamos de vacaciones (puestos a soñar, ¿por qué no?), si hablamos de una relación (en los primeros 100 días todo es maravilloso, todavía no te ha dado tiempo a equivocarte). También son pocos si nos referimos a la operación bikini, que exige mucho más sacrificio y constancia que eso.
Xavi cumple 100 días en el banquillo del FC Barcelona. Poco más de 3 meses desde que llegó y dijo que el club no se podía permitir perder ni empatar por eso de que eran el Barça.
Para algunos, 100 días serán pocos para hacer balance de si realmente el técnico ha cambiado tantas cosas como prometió y/o si ya se empieza a notar su impronta y la vuelta a los orígenes. En definitiva, si ha vuelto el ADN Barça. Para otros, 100 días serán suficientes para saber si el equipo está mejor o sigue con las mismas manías del Barça de siempre…entendiendo por ‘siempre’, el Barça de los últimos años, ese que tantas noches ha desesperado al culé.
En cualquier caso el balance en liga es claro. Cogió al equipo noveno y tras sumar 22 puntos de 33 posibles, ahora está entre los 4 primeros, es decir, si se acaba hoy la liga se clasificaría para jugar la Champions la temporada que viene. Eso es un hecho. De la misma forma que los números le favorecen en algunas competiciones, le traicionan en otras. Para empezar en la Champions, competición en la que este curso ya no va a jugar. Cierto que no traía la mejor herencia y jugárselo todo en Munich no era la mejor plaza. Pero ya no hablo del resultado (3-0), la imagen frente al Bayern dejó mucho que desear. Estuvo inoperante en las áreas y se fue diluyendo con el paso de los minutos. Muchos dirán que Xavi no tuvo tiempo de dejar su sello y que le faltaban jugadores. Cierto, pero la realidad es que el jueves recibe al Nápoles en el Camp Nou en el partido de ida de 16vos de la Europa League, competición que no pisaba desde hace 17 años.
Sigamos. La Supercopa de España, mejoró la imagen del equipo en semifinales frente al Real Madrid, propuso y fue capaz de responder a las ventajas en el marcador del equipo blanco. Valverde remachó en el descuento, poco se le puede achacar a los azulgrana después del tremendo partido que nos regalaron ambos equipos.
Y llegó la Copa y la Catedral. Ahí sí que no hay excusas que valgan. Dijo Xavi post partido que el Athletic Club les había superado “en intensidad, en duelos, en segundos balones. Viven cada balón como si fuera el último y nosotros habíamos avisado. San Mamés te exige el máximo en estas cuestiones. Nos han ganado por intensidad”. Les faltó intensidad y adiós a la Copa, el camino más rápido para conseguir un título, el título que más veces han levantado en su historia.
Como diría el anuncio, el algodón no engaña. Y la prueba del algodón me dice que en ambos casos, tanto en lo positivo como en lo negativo, todos tendrían razón. No es incompatible una cosa con la otra.
El Barça ha mejorado, sí. Juega mejor, sí. Tiene mejores jugadores tras la última ventana de fichajes, sí. Sigue teniendo lagunas, desconexiones, errores y apagones como en las últimas temporadas, también. Ante el Espanyol no fue capaz de matar el partido y se complicó de tal manera que tuvo que tirar del jugador de emergencia, Luuk de Jong, experto en sacar al Barça de apuros.
Todavía queda temporada por delante y todavía queda tiempo para hacer balance de dónde está este Barça con Xavi y a dónde puede llegar. Tras los primeros 100 días, como ponía en las notas de final de curso, progresa adecuadamente, pero necesita mejorar.
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