‘El síndrome de Stendhal’ puede catalogarse como una enfermedad psicosomática que causa un elevado ritmo cardíaco, felicidad, palpitaciones, sentimientos incomparables y emoción cuando el individuo es expuesto a obras de arte, especialmente cuando estas son consideradas extremadamente bellas. Se denomina así por el famoso autor francés del siglo XIX, Stendhal (seudónimo de Henri-Marie Beyle), quien dio una primera descripción detallada del fenómeno que experimentó en 1817 en su visita a la basílica de la Santa Croce en Florencia.
Lo reconozco, sigo exhausto. La excelencia, fuerza visual, competitividad y emoción que dejó ayer la etapa del Giro de Italia fue inconmensurable. ‘La grande bellezza’ hecha etapa. Toscana y Stendhal al servicio de una oda al ciclismo para confirmar, otra vez más, el renacimiento que vive este deporte superlativo. La épica que nos brindaron los ciclistas en los tramos de ‘sterrato’ fue apabullante. Héroes y soldados rodando por el polvo blanco como si fuera una derivada bucólica de ‘Mad Max’.
La superioridad estética que supone siempre la magnética subida por la calle de Santa Caterina y la mágica entrada a Piazza del Campo solo son comparables con la justicia poética que representa la victoria de Wout van Aert. El belga logró ayer su 50ª victoria profesional tras superar a un Isaac del Toro que dio un golpe encima de la mesa y mañana sale con el rosa. Van Aert logró su primer y anhelado triunfo después de recuperarse de una caída terrible en Asturias en la pasada Vuelta y tras sufrir la crueldad del ‘casi’ en todas las clásicas de primavera. Muchos dudaron de él. Craso error. El ‘soldado universal’ siempre vuelve.
Wout es un ciclista monumental con un palmarés en el que sobresalen nueve victorias de etapa en el Tour de Francia, tres en La Vuelta a España, y una – la de ayer en Siena -en el Giro de Italia, entrando así en el distinguido club de ganadores de etapa en las tres grandes vueltas.
Alguien dijo una vez que los peores demonios son los que llevamos dentro. ¿Existe algo más bello que vencer tus miedos y dudas, abrazar a tus hijos y besar a tu esposa tras ganar en Siena? No lo creo.