7 meses. Ahí es nada. Con sus largos días y sus inacabables noches. Sintiendo la imperiosa necesidad de adelantar las agujas del reloj de forma manual, porque el tiempo parece haberse detenido, o cuanto menos ralentizado. Con esa frustración que provoca estar alejado de lo que a uno le apasiona y con un inmenso deseo de viajar al futuro, justo hasta ese preciso momento en el que se pueda volver a disfrutar de ello. Han sido muchas semanas sin Eva sobre el verde, demasiadas. Eternas para ella e inacabables para nosotros, como aficionados al fútbol femenino de nuestro país. Pero por fortuna, empezamos a hablar de esta dolorosa experiencia en pasado.
Eva Navarro se rompió el ligamento cruzado de la rodilla el 27 de febrero en el Campo Federativo de La Orden, en un encuentro frente al Sporting Huelva. Desde entonces, como le sucede a cualquier futbolista que atraviesa una lesión de larga duración, ha hecho todo lo posible para acortar los plazos de vuelta. De hecho, en un principio se estimó que debería estar 8 meses en el dique seco, pero finalmente ha vuelto a entrenar con el grupo unos 30 días antes de lo inicialmente esperado. Atrás quedan maratonianas jornadas de trabajo en casa, en el gimnasio e incluso sobre el césped, ya en la fase final de su recuperación. Y atrás quedan también los partidos seguidos por televisión, aquellos que generan impotencia a raudales por no poder ayudar a las suyas.
Desde su lesión, Eva Navarro se ha perdido 19 encuentros de Primera Iberdrola. Su Levante no se ha quedado sin gol, puesto que el conjunto granota ha anotado un total de 35 dianas en ese número de partidos, pero sí ha acusado una falta de frescura ofensiva que tiene mucho que ver con la ausencia de la futbolista yeclana. Desde que es profesional a Eva no se la reconoce por su faceta goleadora, sin embargo aporta todo lo que un equipo necesita en el plano atacante. Desequilibrante en banda, con un uno contra uno primoroso y una velocidad endiablada suele causar estragos en ambos extremos. Obligando siempre al rival a fijar ayudas sobre su marca, dado que tiene la misma facilidad para ganar línea de fondo que para romper hacia dentro, con lo que una única defensora sobre ella puede verse superada en un abrir y cerrar de ojos.
A Eva le recordamos goles de muy bella factura. Muchos de ellos logrados con disparos desde fuera del área, como el que le sirvió a la selección española sub-17 para coronarse campeona de Europa en 2018. En Lituania se frotan todavía los ojos, no siendo capaces de comprender cómo una chica tan precoz fue capaz de realizar tal exhibición, tanto en la final como a lo largo de todo el campeonato. Y las zagueras alemanas, nuestras rivales aquella tarde, todavía deben despertar sudorosas en mitad de la noche imaginando que la ex del Sporting Plaza de Argel les encara.
El descaro y la velocidad de Eva Navarro pueden ser un factor diferencial para el Levante de Ángel Villacampa. Un equipo con un ataque prometedor pero algo irregular, capaz de marcarle cuatro goles al Real Madrid o cinco al Eibar, y de no ver puerta ante Sevilla y Granadilla Tenerife. Eva puede no ser una killer, pero es una gran generadora de ocasiones de gol, aquella que remueve con fuerza el árbol para que sus compañeras solo tengan que agacharse a recoger las manzanas. De manera que el técnico granota estará contando los días, las horas y los minutos que faltan para que la futbolista de Yecla vuelva a coger el ritmo de competición.
Y quién sabe, porque soñar es gratis, quizás la mala suerte que le ha obligado a frenar en seco su progresión le devuelva ahora parte de lo robado. Y tras un tiempo prudencial para aclimatarse al ritmo de los partidos, podamos volver a ver la mejor versión de Eva Navarro. No olvidemos que estamos en año de Eurocopa, y que en los meses que faltan para que llegue la cita en tierras inglesas pueden pasar muchas cosas. No nos engañemos, será complicado que la futbolista granota pueda estar entre las elegidas, pero Jorge Vilda siempre la ha tenido muy presente, y seguro que estará pendiente de la evolución post lesión de una de las jugadoras más prometedoras del fútbol femenino español.
Eva no ha dejado jamás de sonreír, pero ahora lo sigue haciendo con más motivos que nunca. El túnel por el que ha transitado los últimos 7 meses ha llegado a su fin, dejando atrás esa lúgubre oscuridad para dar paso a un escenario mucho más alegre. Y como no, en Buñol empiezan a frotarse las manos. Vuelven las diabluras por banda, el juego vertical y el desborde personificado; vuelve Eva.
Imagen de cabecera: Eva Navarro
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