En Torremolinos se ha presentado la edición de 2015 de la Vuelta a España. La carrera mantiene la esencia de los últimos años, con hasta nueve finales en alto. Un esquema que ha funcionado de cara al gran público y a conseguir emoción en los kilómetros finales de la mayoría de las etapas, además de por las escasas diferencias en la general. Aunque también ha sido criticado por ser una apuesta desequilibrada, muy enfocada a un solo tipo de ciclista y que da poco lugar al espectáculo durante el transcurso de las etapas.
En el 80º aniversario de la Vuelta, la edición número 70, el dato más destacable es que todos los finales en alto son inéditos. Una búsqueda de cierta innovación, si no en el estilo de los puertos, sí en sus nombres. Además, el recorrido será más equilibrado que en los últimos años, con la inclusión de una contrarreloj llana y más importancia de la media montaña -sin final en alto-, especialmente en el tramo final por el Sistema Central.
Como ya se había anunciado, la Vuelta 2015 comenzará el 22 de agosto con la ya habitual contrarreloj por equipos en Puerto Banús, Marbella, de 7,4 kilómetros. Y el segundo día llega el primer final en alto, un repecho en el espectacular paraje del Desfiladero de los Gaitanes y el Caminito del Rey. La 3ª etapa, siempre en la provincia de Málaga, llegará a la capital por un recorrido llano desde Mijas.
La tónica se repite en la primera semana por Andalucía, en el que finales llanos como el de Málaga o el de Alcalá de Guadaira se alternan con otros en repecho como Vejer de la Frontera -tras más de 200 kilómetros- y Cazorla. Así se llega al primer final en alto de la carrera, en las Alpujarras granadinas, el Alto de Capileira, de 1ª categoría.
Después, se sube por el Levante, con el paso por Murcia, tras superar dos veces la Cresta del Gallo, el ascenso a la Cumbre del Sol (4km al 7%), asomada a la Costa Blanca, y la etapa entre Valencia y Castellón, a donde se llega tras pasar el Desierto de Palmas. Después de 11 etapas por el sur y el este, día de descanso y traslado a Andorra.
La etapa reina de la Vuelta 2015 tendrá lugar íntegramente en el país vecino. Si bien con el déficit de que serán solo 138 kilómetros, los ciclistas tendrán que remontar más de 5.000 metros de desnivel y seis puertos de montaña: Beixalis (1ª), Ordino (1ª), La Peguera (1ª), la durísima vertiente de La Gallina (HC), La Comella (2ª) y el final en Cortals d’Encamp, con 15,8km al 6,8% de pendiente media.
Las etapas posteriores en Lleida y en Tarazona, por la zona de las contrarreloj de los últimos dos años, Moncayo incluída, enlazan con el tríptico montañoso en la Cordillera Cantábrica. El primero, una jornada de más de 200 kilómetros desde Vitoria hasta la Fuente del Chivo (16km al 6%), una prolongación de Alto Campoo en Cantabria, tras superar el Escudo. El segundo, llegada a la asturiana zona de Cabrales con el ascenso al Jitu de Escarandi, en Sotres (12,8km al 8%, con máximas del 20%). Como colofón, los siete puertos de montaña de la 16ª etapa, con un final con Cordal, Cobertoria y el durísimo camino hacia la Ermita de Quirós (6,5km al 11,2%), donde hay rampas de hasta el 30%.
La contrarreloj llana de Burgos, de 39 kilómetros, con el único ligero repecho del Castillo, tendrá lugar después del segundo día de descanso. Desde allí, tres etapas de media montaña rondando el Sistema Central. Riaza, tras descender la Quesera, la tradicional meta en Ávila -si bien sin excesiva dureza- y la última jornada decisiva en la Sierra de Guadarrama, cuando se superarán Navacerrada, la Morcuera por partido doble y Cotos, cuatro puertos de 1ª, antes de descender a Cercedilla. De este modo, se evita el final en alto el penúltimo día que se había estabilizado en los últimos años, antes del fin de fiesta en Madrid, que vuelve a la capital tras el paréntesis de 2014 en Santiago.
En definitiva, una Vuelta 2015 con muchas novedades en cuanto nombres, dos etapas muy duras en Andorra y en la Ermita del Alba, en cuanto a final y recorrido anterior, se mantiene la tónica de los finales en alto y etapas cortas, se incluye una crono realmente llana, aunque no excesivamente larga, y se aumenta la importancia de la media montaña en el tramo final.