Tropezar es parte del aprendizaje humano, pero duplicarlo puede despertar al mayor enemigo: el miedo. ¿A qué podría temer este Athletic? Si dispone de esa esencia que les ha hecho ya no sólo únicos, sino ganadores. Por qué no seguir desarrollando esa presión asfixiante y rentabilizar aún más esa recuperación rápida de balón. Sin olvidar esa garantía que le da ese juego que inicia por dentro y que busca reinar por las bandas.
En los momentos de mayor dificultad, la clave está en levantarse con más fuerza y demostrar esa grandeza que a veces damos por sentada. ‘A lo bajini’ no sólo se gana, sino también se cae sin perder valor. Pero se sigue trabajando y alimentando la ilusión. El verdadero reto de los de Valverde no es evitar el miedo, sino transformarlo en impulso para resurgir. El Athletic Club ha caído 4-1 ante el Besiktas y aunque duela, se puede transformar en un reto. Más que una derrota, ha sido una prueba de carácter, porque las adversidades son una nueva oportunidad para crecer.
El año 2025 no ha comenzado como los rojiblancos soñaban. Después de un 2024 de triunfos, con la Copa del Rey como joya, las eliminaciones en la Supercopa y la Copa del Rey han puesto a prueba la moral del equipo. En Europa, tras un inicio sólido en la fase de grupos, la visita a Estambul ha presentado un reto mayor. El partido comenzó con el Athletic buscando asentarse, pero el Besiktas impuso su ritmo desde los primeros minutos y se llevó el triunfo manera holgada.
Más allá del resultado, lo importante es cómo el equipo afronta este momento. Ernesto Valverde ha resumido con claridad: “Un mal resultado te recuerda el mérito de lo que has logrado antes”. Y no le falta razón. El Athletic sigue siendo el mismo equipo que maravilló en 2024 y que ha mostrado en liga una regularidad admirable.
En el fútbol también hay que saber levantarse, ajustar y avanzar. El camino sigue abierto, tanto en Europa como en Liga, donde el Athletic está siendo competitivo. Dos partidos malos no definen a un equipo, pero sí lo hace la forma en que reacciona. Porque si algo caracteriza a los leones es su capacidad para rugir más fuerte tras las caídas.