Con esta frase “Esta victoria es la más importante de mi carrera. Es un sueño hecho realidad”, cerró la rueda de prensa Jesús Velasco después de conseguir con Movistar Inter la cuarta Copa de Europa para el club madrileño. Una sentencia lógica después de un título ansiado por el club, que se convirtió en obsesión desde que ganase la primera de las tres ligas que ha conseguido de forma consecutiva y se propusiesen en el seno del club la necesidad de reinar también en Europa.
Los focos apuntaban a Ricardinho, que había creado una maravilla de gol que dio la vuelta al mundo en semifinales. O’Magico fue nombrado mejor jugador del torneo y máximo goleador. Por su parte la prensa local se centró en Humberto, un ex de Kairat que tras una temporada complicada por las lesiones cuajó dos grandes partidos en su antigua casa y resultó fundamental, pese a no anotar, en la consecución del título. Rivillos hizo un doblete, Lolo se convirtió en goleador inesperado, Ortiz y Pola cerraron en defensa todas las opciones lisboetas…
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Sin embargo pocos repararon en un hombre tranquilo, una persona pausada que mide sus declaraciones – y cuando dice “algo” fuera del guión habitual, como en la previa del torneo, se forma un revuelo – celebraba en la sombra el ansiado título, la consecución de una obsesión desde el club que ha sometido al técnico toledano a una gran presión.
El entrenador, de 50 años, luce un palmarés excepcional: 15 títulos en 10 temporadas en Italia y tres temporadas en Caja Segovia, incluyendo una final histórica que llevó al límite a un FC Barcelona Alusport que lo ganaba todo, le valió el fichaje por Inter en la temporada 2012-13.
Tras un primer año convulso – el club venía arrastrando en los últimos años una grave crisis institucional y deportiva – en el que no tuvo opciones reales de ganar ningún título, los resultados comenzaron a llegar a partir de la segunda temporada. Tres cursos deportivos consecutivos de dobletes: Liga y Copa de España (13-14), Liga y Copa del Rey (14-15), Liga y Copa de España (15-16), más una Supercopa y ahora Copa de España y por supuesto la UEFA Futsal Cup en la 16-17, con los playoff por el título liguero aún por disputarse.
Velasco: el perfil de un líder
Jesús Velasco nunca ha sido un entrenador mediático. Cuando hizo historia en Italia o llevó a Caja Segovia al éxito, siempre se dijo de él que manejaba grandes plantillas. Actualmente, en Inter se habla de una plantilla con un potencial enorme. Cierto, pero injusto limitar a eso el éxito del club torrejonero.
El entrenador, arropado por su cuerpo técnico, ha sabido dosificar a su plantilla. Su política de rotaciones ha sido complicada, con ausencias en partidos importantes de pesos pesados. Velasco no se dejó intimidar por los resultados y pese a todos los contratiempos ha conquistado la Copa de España y de momento ya ha terminado la Liga Regular como campeón por cuarta vez de forma consecutiva.
Bajo su mandato en Inter han llegado jugadores como Borja o Lolo que se han revalorizado, como ya sucediese en su época de Segovia con los Sergio Lozano, Mati, Esquerdinha y compañía. Un gestor capaz de mejorar el rendimiento a sus jugadores, un estratega que consigue tener enchufados a sus jugadores sin grandes aspavientos y que sin tener un perfil público, se ha ganado el cariño de la afición interista y ha conseguido, tras unos años convulsos en los que el club deambulaba sin pena ni gloria por la competición, establecer un dominio que se extiende ya por cuatro años y no tiene visos de terminar.
Los rumores que sitúan fuera del club a Ricardinho para la próxima temporada, una vez que ha conquistado el gran título que le faltaba en su palmarés, vuelven a dejar a las claras la poca trascendencia que se le concede a un entrenador acostumbrado a ganar. “Si se marcha el ‘10’ será el final del dominio de Inter”, dicen.
Por supuesto que eso, tarde o temprano, sucederá. El éxito en fútbol-sala, como todos los deportes de equipo, es cíclico, y nadie puede ganar eternamente todos los títulos. Pero limitar ese éxito a la aportación de un jugador, por muy trascendente que sea, no es únicamente un menosprecio al técnico sino a sus propios compañeros, casi todos ellos internacionales por sus respectivos países.
La lección táctica en el partido de semifinales, donde evitó el tan manido juego de 5v4 de Kairat, que apenas permitió las famosas incursiones de Higuita al campo rival, son un buen ejemplo de lo preparado que tenía Velasco el partido. Lejos de crecerse en el halago, en la rueda de prensa posterior advirtió que si persistían ciertos fallos – como la pérdida que supuso el 2-1 que eliminaba en ese momento a su equipo – no tendrían posibilidades de conquistar el título.
En la final su equipo impuso un ritmo de juego muy elevado, demostrando que las rotaciones que había efectuado durante la liga habían sido muy necesarias para llegar tan bien físicamente. El marcaje individual que sufrió Ricardinho lo solventó con un juego coral donde todos los jugadores aportaron lo mejor de sí mismos para dejar un 2-0 al descanso que parecía corto como para afrontar la segunda parte con tranquilidad.
Sin embargo allí apareció la calidad individual, refrendada por una gran labor en la estrategia, para cerrar la eliminatoria. Dos goles de falta, ambos anotados indirectamente por Rafael y Rivillos, establecían el 4-0 con el que ya sí los jugadores de Sporting CP tiraron la toalla. La excelente defensa del portero jugador – Inter posiblemente sea el equipo que mejor defiende en Europa esta situación – permitió un resultado final histórico: 7-0, la mayor goleada en una final de UEFA Futsal Cup.
En todo ello se apreció la mano del técnico toledano. Cierto es que ha sido nombrado en dos ocasiones consecutivas mejor entrenador del año en los ‘Futsal Planet Awards’, pero nunca se le menciona en las tertulias ni se le destaca como un estratega o un motivador, dejando un poso de que su título viene marcado por los triunfos del equipo y no por sus méritos. Las miradas se dirigen a la pista y los titulares de prensa son para los jugadores, pero gran parte del éxito interista se debe a Jesús Velasco, un hombre que no acapara focos pero que gana títulos.
Imágenes: @Movistar_Inter
Amante del fútbol-sala, hincha del Fulham y 'kloppista' a tiempo completo. Un día comencé a escribir por placer y ahora no puedo dejarlo.
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