Sí, el VAR volvió a ser protagonista. El Mallorca-Espanyol que abría la jornada 12 (1-1) terminó con polémica. En el minuto 86, con empate en el marcador, Brian Oliván cometió un clarísimo penalti sobre Ángel Rodríguez que el árbitro no señaló. Esto es algo que no será la primera vez que leas, pero es así: que el colegiado no aprecie correctamente la jugada en directo puede entenderse, pero que no se indique la infracción después de que expertos en la materia vean la jugada repetida en una pantalla, no. La situación pasa a ser aún más absurda cuando el árbitro recrea con las manos la forma del esférico y se lee en sus labios «toca balón».
Tras el partido, y con mucha educación, Javier Aguirre dijo lo siguiente sobre el VAR: «¿Quién decide el VAR? El otro día en San Sebastián estuvo hasta un minuto insistiéndole el VAR y fue tan insistente que hizo salir al árbitro y cambiar la jugada. Hoy no lo llamó ni 5 segundos. No entiendo quién toma la decisión del VAR. El VAR me encanta porque hace justicia».
Vaya por delante que busco rehuir de los análisis arbitrales porque no soy experto ni creo que una decisión arbitral pueda explicar por completo el resultado de un partido, pero hay situaciones demasiado flagrantes como la de este viernes en Mallorca que, como mínimo, deben poner sobre la mesa que hay un enorme problema en el arbitraje. Cada vez son más frecuentes situaciones en las que se produce una infracción clarísima y el VAR, que en teoría llegaba para resolver este tipo de acciones, no interviene. También lo son situaciones en las que hay una jugada muy dudosa, el VAR llama al árbitro y este parece condenado a corregir su decisión aunque a todos nos parezca que había acertado con su decisión en el césped.
No creo que la causa del problema del arbitraje sea el VAR, sino los criterios y las ataduras. El VAR sería el responsable si la herramienta transmitiera las imágenes distorsionadas o sin la calidad suficiente. Al colectivo arbitral le regalaron un Ferrari hace 4 años, pero sigue sin saber cómo arrancar el coche.